Madrugar no solo
significa levantarse temprano. Lo que hizo Pablo Iglesias en sus declaraciones
posteriores a la entrevista con el Rey fue, en toda regla y en terminología
política mexicana, madrugar a Pedro Sánchez.
El de Podemos se
anticipó al socialista en el diseño del gobierno que Sanchez tendría que presidir para contar con
el apoyo de los de Iglesias.
La jugada de póker
de Rajoy, que pasó en blanco cuando le llegó el turno de apostar, significa que
sigue en el juego pero reservándose el derecho a igualar o superar la apuesta
de los otros aspirantes a ganar la mano.
Confía, por lo
tanto, en llevar mejores naipes que quienes lo precedieron en la puja.
El que ya no puede
equivocarse es Pedro Sánchez, al que Pablo Iglesias lo había retado
previamente: o preside el gobierno con el que el de Podemos lo madrugó
autonombrándose vicepresidente y proponiendo a varios otros ministros, o el
candidato socialista queda fuera de juego.
Ahora el secretario
general de los socialistas, perdedor de las elecciones superado por Rajoy, ya
no tiene que demostrar la capacidad de liderazgo que le ha arrebatado Iglesias.
Ha llegado el
momento de que el socialista derrotado en las elecciones, Pedro Sánchez,
demuestre sus tragaderas.
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