El actor Victor Mature
murió en 1999 pero resucita cada vez que se aproxima alguna fecha conmemorativa
de episodios de la cultura judía que, como cristianos, hemos heredado.
Para que lo identifiquen
los que fueron obligados a cambiar la historia sagrada por la educación cívica,
Mature es el sutil intérprete de Sansón en “Sansón y Dalila”” imprescindible en
las vecindades de la Semana Santa.
(Una vez retirado
del cine Mature se estableció en Chicago y acudió a inscribirse en un club de golf,
que lo rechazó porque en sus estatutos prohibía la admisión de cómicos (show
business people).
“Tengo varios tomos
en los que se recopilan las críticas que he recibido en mi vida, afirmando que
no soy actor”, replicó el aspirante a golfista.
Pues la historia de
Victor Mature, en su faceta de intérprete de Sansón, podría y debería invocarla
en provecho propio Pedro Sanchez, al que los resultados de las últimas elecciones han encadenado a la
columna del quiero y a la del no puedo.
Si Sansón-Victor
Mature entregó gustosamente su vida para liberar a su pueblo, ¿por qué los
españoles no sacrifican su bienestar para que Pedro Sanchez sea feliz?
En tiempos épicos
de héroes solitarios que servían a su pueblo quitándose de en medio para no estorbar
su bienestar, eso sería posible.
Pero pedir a un
pueblo como el español que sufra para que uno de ellos disfrute es demasiado.
Esta es la era del
do ut des, que traducido libremente quiere decir que la tía María tiene tocino
pero, como es de ella, es para ella.
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