martes, 16 de febrero de 2016

EL DERECHO A LA VERDAD

  El programa de gobierno que  ha presentado Podemos para que el PSOE lo rechace y el sin gobierno de ahora desemboque en unas elecciones que el partido de Pablo Iglesias confía en ganar, proclama el derecho de los españoles a que se les diga “la verdad”.
Seamos ingenuos por una única vez y admitamos que es simultáneamente verdad lo que dice uno y oye otro.
Hay una solución práctica para  lograr la rara coincidencia: decirle al que oye lo que está deseando oir.
Esa fórmula es, ni más ni menos, que la aplicación teórica de la degeneración práctica que sustenta la democracia: es verdad lo que la mayor parte de los ciudadanos votan que es verdad.
¿Y qué es verdad para la mayoría, en la que los descontentos abundan más que los satisfechos?
a) Que todos los ciudadanos, por derecho de ciudadanía, son iguales y tienen el mismo derecho a disfrutar los beneficios de la sociedad, sin diferencia entre los que hayan aportado mucho y los que hayan aportado poco.
b) Que los que aporten menos tengan el mismo derecho a decidir en qué y cómo gastar lo que entre todos hayan contribuido.
Como a la mayoría los tienta  disfrutar de lo poco que hayan contribuido tanto como el que más haya aportado, la consecuencia es inevitable:
Los que ahora contribuyen más y se benefician lo mismo que que los que aportan poco o nada, dirán que ¿para qué esforzarse?
¿Es esa la verdad a la que, según el documento emitido ayer por los Podemitas de Pablo Iglesias, los españoles tienen derecho a que se les diga?



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