Los que no
hacemos nada de provecho nos aprovechamos para, como el diablo cuando se
aburre, atar moscas por el jopo.
Y, atando moscas,
se llega a la conclusión lógica de que tuvo que ser en Barcelona donde, en un
rapto de euforia lírica, las musas inspiraran a Dolors Miquell su “madre
nuestra que estás en celo santificado sea vuestro coño…”
Tuvo que ser en
Barcelona donde de perpetrara ese exabrupto poético porque la actual capital de
la comunidad autónoma de Cataluña formó parte en mejores tiempos de La Provenza,
cuna de la poesía postromana y , entre otras, de esa señera composición conocida por soneto.
Por desgracia
para la literatura rimada que era la poesía hasta que, para eludir el dificil
hallazgo de palabras que rimaran con otras, se inventó el verso libre, que
no obliga a que rime, por ejemplo, margarita con papa frita.
Porque la poesía
llamada libre es solo prosa no necesariamente poética, en la que habichuela, un
suponer, puede inspirar una ilación con tranvía.
Así que se dejen
de cuentos la ciudadana Miquell y su mentora la alcaldesa Colau. Que se dediquen
a lo que saben: engañar a los incautos para que les permitan meter mano en lo
que, por ser de todos, es del primero que lo trinque.
Mangonear es una
ocupación tan prosaica que contradice a la lírica, la poesía.
Y que se enteren
de que, para hacer gracia, hay que ser gracioso.
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