jueves, 4 de febrero de 2016

MEJOR SIN GOBIERNO

Anda preocupada la gente—la gente somos todos—no porque no haya gobierno sino porque, hasta que no lo haya—no tendrá (tendremos) a quien culpar de  su (nuestra)  incapacidad para resolver sus (nuestros) propios problemas.
Y es que esa es la genuina función del gobierno en todos los paises y, sobre todo, en ésta España en proceso de fragmentación: si en vez de una hubiera 17 Españas, las dificultades ahora generales se reducirían a una decimoséptima parte del total.
No dejarían los todavía españoles de padecer los mismos contratiempos pero, en vez de sentirse desgraciados por los problemas de todos, solo lo serían por los de la decimoséptima parte en la que vivan.
El motivo de insatisfacción de, por ejemplo los andaluces, solo afectaría a los que vivan en Andalucía y los de las otras fracciones de la antigua España, que los resuelvan y preocupen a los que los hayan creado y sus gobernantes empeoren al no resolverlos.
Y es que los gobiernos, constituidos por el método que se constituyan, (dictadura, democracia, teocracia, por generación espontánea o por imposición asamblearia),  solo solucionan los problemas de los que los manejan, a costa de los gobernados.

¿Qué clase de gobierno cabe esperar del elector que no es capaz de resolver por sí mismo su propia y personal incapacidad, si además tiene que preocuparse de remediar los problemas de los demás?

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