jueves, 21 de abril de 2016

EL VOTO A LOS 16



La cuestión no es si los jóvenes españoles están o no capacitados para votar a los 16 años.
La gran duda que nos asalta a los que nos llaman humanistas porque nos preocupa todo lo que preocupe al ser humano, sean del pais que sean, es si los españoles de cualquier edad están capacitados para votar.
Si, como decidieron ayer los políticos en el Congreso de los Diputados, los jóvenes españoles deben votar a partir de los 16 años, lo que está claro es que rebajar la edad conviene a los políticos.
¿Quien debería poder votar para que su opinión beneficie a la totalidad de sus compatriotas?
Es evidente que estarían capacitados los que, capaces de resolver sus propios problemas, aporten los beneficios de esa capacidad a la solución de los problemas de los demás.
¿Cumplen ese requisito los españoles menores de 16 años, que en su mayoría dependen de sus padres y/o del Estado, (del que la mayoría de los padres también dependen), que les permitiría votar asuntos de interés general?
Entonces, ¿quién debería votar en las elecciones?
Evidentemente, solo los que se las rebusquen por sí mismos, sin que tengan que sobrevivir porque sus padres, el Estado o los padrinos sean los que les ponen la comida en el plato,  para que no se mueran de hambre.
¿Qué eso sería el antidemocrático voto censitario?
Pues vale, pero eso demostraría que el que tiene derecho a decidir aporta lo que le corresponda al bienestar general y que no se limita a usufructuar lo que los otros aporten.

Y al que nada aporta  porque solo se beneficia de lo que los demás contribuyan, que por lo menos agradezca lo que le dan, y no lo condicione.

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