En España, el
más tonto hace relojes así que los más listos nadie sabé qué serían capaces de
hacer.
O sí.
Los más listos
de España, se supone, son los que más listos les parecen a los españoles que, por la sabiduría de la
que alardean, son electos senadores y diputados para que nos digan a los torpes
qué debemos hacer y cómo hacerlo.
Y de que saben
más que los ratones colorados sobran pruebas.
Llevan cuatro
meses sin remangarse siquiera para echar mano en el tajo y, aunque no han hecho
lo que tenían que hacer para ganarse el jornal que se les paga, lo cobran y
puede que sigan cobrándolo puntuamente por tiempo indefinido.
El que se
llevan puntualmente a su casa para calambachearlo por satisfactores tales como
caviar del Caspio o chorizo de Jabugo es, a todas luces, un dinero mal habido
porque lo cobran por hacer algo que no han hecho.
Antes de cobrar
el primer sueldo tendrían que haber acordado y aprobado un gobierno pero ya
llevan cobradas tres mensualidades y todavía ni se han quitado la corbata para
no mancharsela de tinta, grasa ni hollin.
¿Son listos, o
no lo son?
Desde luego, el
honrado labriego que los eligió es mucho mas tonto que los elegidos porque
cobra su jornal solo después de llegar al tajo, empuñar la legona y tirarse
ocho horas aporcando cebollinos.
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