El turbador
anhelo con que los vagabundos enamorados de “Moon River” salieron en busca del
nacimiento del arcoiris inquieta a Pedro Sánchez porque presiente que, todavía,
la presidencia del Gobierno será la
cúpula multicolor que nimbe su vida.
Mariconadas
líricas aparte, lo que quiero decir es que el secretario general del partido
socialista, como Fausto, está deseoso de prometer a Mefistófoles, el achichncle
del Diablo, que le entregará el alma si, a cambio, el Diablo le facilita lo que
más desea.
¿Y qué es lo
que más desea Fausto- Sánchez?
La presidencia
del gobierno de España.
El Mefistófoles
de la desesperada esperanza de Sánchez es, naturalmente, Pablo Iglesias.
Y el alma que
el mefistofélico Iglesias pretende de Sanchez es la del Partido Socialista y
sus votantes, una vez que el actual secretario general deje de serlo y para que,
cuando Fausto pierda su vida, herede su alma El Diablo-Iglesias.
Así que, si
Pedro Sánchez alcanza la presidencia, que no alardee de que es Presidente del
Gobierno porque lo hayan votado los españoles sino porque vendió su
alma-partido a Pablo Iglesias, el Mefistófeles rojo de las llamas infernales.
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