En un raro
rapto de lucidez lo he visto claro: los rojos que encabeza Pedro Sánchez y al
que siguen sus achichincles separatistas de Podemos, Ciudadanos y otros
secuaces mienten cuando dicen que quieren echar a Marianio Rajoy para limpiar
de corruptos al Partido Popular.
Si el dios
tuerto que vela por los españoles persevera en su inquina antiespañola lo
veremos.
A ver si el que
siente su culo en el sillón en que lo sienta el jefe del gobierno de ahora es
capaz de enchiquerar a tantos granujas del Partido Popular como Rajoy está
quitando de enmedio.
O Rajoy es un
rojo infiltrado en el Partido Popular o es un astuto fascista que sacrifica a
algunos de los suyos para que los demócratas se confien, y así pillarlos
descuidados cuando les llegue el turno.
¿No es sospechoso
que a los suyos, como el alcalde de Granada, le montara el chocho que le lió sin que el poder judicial, independiente del
gobierno dijera oste ni moste, y que lo
trincara la policía que depende del gobierno de Rajoy?
Pero, ¿hay
demócratas corruptos?
No.
Lo demuestra
que a los democratasocialistas que encausaron en Andalucía los han tenido que
dejar sueltos porque no encontraron pruebas de su culpabilidad antes de que
expirara el plazo legal para tenerlos acusados.
En eso, la
suerte se alió con Rajoy porque a la emprendedora juez Alaya, que traia sin
vivir en ellos a los adversarios socialistas andaluces del Partido Popular, la
sucedió la juez Nuñez Bolaños para la que el tiempo es un regalo que Dios hace
con prodigalidad, por lo que que sería blasfemo apurarlo con avaricia.
Desde ese
providencial hecho, los demócratasocialista andaluces no han vuelto a sufrir
sobresaltos.
Y, a partir de
entonces los del Partido Popular, de los que Rajoy es su enemigo infiltrado,
son los únicos corruptos de la región, llamada ahora Comunidad Autónoma
Andaluza.
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