sábado, 23 de abril de 2016

PRENSA ESTATAL

Como no creo que lo que dice Pablo Iglesias lo diga porque sea malo, seamos generosos y esperemos que diga lo que dice porque, o es tonto, o es un cateto refinado y se deja seducir por lo que ignora.
Por ejemplo, lo de la prensa estatal.
Cuando todavía los chinos eran el mismo chino multiplicado por 800 millones, uno cayó por allí y, como era preceptivo entre colegas agencieros, visitamos la china Xinhua.
Mi colega Gonzalo Velasco, que era un pícaro ingenuo, le preguntó al chino que nos estaba enseñando el tinglado cuántos reporteros de calle tenían.
Cuando le tradujeron la pregunta y el intérprete le explicó lo que era un reportero de calle, señalo una bateria de teletipos:”ministerio gobernación, ministerio transportes, ministerio exteriores…”
Otro día caí por Praga y visité al director de “Rude Pravo”·la biblia periodística de la Checoslovaquia,  reenrojecida después de la efímera primavera en la que parecía que la libertad iba a florecer.
El del periódico era un formato sábana y su contenido noticioso se reducía a la columna de salida de la primera página, que encadenaba ocho o diez breves noticias.
¿Saben de lo que más se quejaba el buen director? De que solo tenía trescientos y  pico redactores para formatear las noticias, todas ellas recibidas  de la Agencia oficial CTK.
Que conste que siempre me he llevado bien con los periodistas de paises comunistas con los que me he relacionado, porque nunca disimularon, ni tenían por qué, su condición de agentes.
En una ocasión en la que me dio por cabildear, lo hice para que un candidato alemán le ganara la elección como presidente de la asociación de corresponsales extranjeros de México al candidato que menos gracia me hacía, un cámara de televisión medio loco.
Le dije al correposal de Pravda. Maximenko, que necesitaba su voto y el de sus otros dos compatriotas rusos.

 Me aseguró que podía contar con ellos,  sin consultar a los interesados porque no lo necesitaba ya que obedecerían al jefe. Y los tres votaron lo que pedí al jefe que votaran.

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