Como no creo
que lo que dice Pablo Iglesias lo diga porque sea malo, seamos generosos y
esperemos que diga lo que dice porque, o es tonto, o es un cateto refinado y se
deja seducir por lo que ignora.
Por ejemplo,
lo de la prensa estatal.
Cuando todavía
los chinos eran el mismo chino multiplicado por 800 millones, uno cayó por allí
y, como era preceptivo entre colegas agencieros, visitamos la china Xinhua.
Mi colega
Gonzalo Velasco, que era un pícaro ingenuo, le preguntó al chino que nos estaba
enseñando el tinglado cuántos reporteros de calle tenían.
Cuando le
tradujeron la pregunta y el intérprete le explicó lo que era un reportero de
calle, señalo una bateria de teletipos:”ministerio gobernación, ministerio
transportes, ministerio exteriores…”
Otro día caí
por Praga y visité al director de “Rude Pravo”·la biblia periodística de la
Checoslovaquia, reenrojecida después de
la efímera primavera en la que parecía que la libertad iba a florecer.
El del
periódico era un formato sábana y su contenido noticioso se reducía a la
columna de salida de la primera página, que encadenaba ocho o diez breves
noticias.
¿Saben de lo
que más se quejaba el buen director? De que solo tenía trescientos y pico redactores para formatear las noticias,
todas ellas recibidas de la Agencia
oficial CTK.
Que conste que
siempre me he llevado bien con los periodistas de paises comunistas con los
que me he relacionado, porque nunca disimularon, ni tenían por qué, su
condición de agentes.
En una ocasión
en la que me dio por cabildear, lo hice para que un candidato alemán le ganara
la elección como presidente de la asociación de corresponsales extranjeros de
México al candidato que menos gracia me hacía, un cámara de televisión medio
loco.
Le dije al
correposal de Pravda. Maximenko, que necesitaba su voto y el de sus otros dos
compatriotas rusos.
Me aseguró que podía contar con ellos, sin consultar a los interesados porque no lo
necesitaba ya que obedecerían al jefe. Y los tres votaron lo que pedí al jefe
que votaran.
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