martes, 12 de abril de 2016

SANCHEZ Y EL PENSAMIENTO ILUSORIO

El pensamiento ilusorio es una falacia ética que no llega a delito porque el que da por seguro algo de lo que no io está puede que tenga algún desarreglo mental.
El segundo punto del comunicado que hoy emitió el Palacio de la Zarzuela evidencia que, cuando Pedro Sánchez aceptó la oferta del Rey para formar gobierno y presentarse a la sesión de investidura, padecía el síndrome del pensamiento ilusorio, whisful thinking como llaman a ese desarreglo los ingleses.
O fué eso, o Sanchez mintió al Rey.
Dice el punto segundo del comunicado de La Zarzuela: . “La finalidad de las consultas es constatar si, de la disposición que le trasladen los representantes de los grupos políticos con representación parlamentaria, S.M. el Rey puede proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso,  le otorgue su confianza; o, en ausencia de una propuesta de candidato, proceder a la disolución de ambas Cámaras y a la convocatoria de nuevas elecciones generales en el momento que constitucionalmente corresponda y con el refrendo del Presidente del Congreso”
   Como el Rey propuso a Sánchez, se deduce que el Rey “constató” que Sanchez contaba “con los apoyos necesarios para que el congreso de los Diputados, en su caso, le otorgara su confianza”.
Si lo de las consultas para la investidura es como el comunicado de la Casa del Rey afirma, ¿cómo es posible que Sánchez y sus secuaces insistan en que Mariano Rajoy rechazó la oferta del Rey para formar gobierno?
¿No será más posible que Sánchez indujera a error al Rey para que lo propusiera como candidato a Presidente del Gobierno, a sabiendas de que carecía de los apoyos que garantizaran su investidura?
¿Rechazó Rajoy el ofrecimiento del Rey admitiendo que carecía de los respaldos necesarios o logró Sanchez el nombramiento engañando al Rey?
El resultado de las dos votaciones de investidura perdidas por Sánchez hace sospechar que el Secretario General del PSOE hizo creer que era cierto lo que él creía que era cierto, no lo que objetivamente fuera cierto:
Que se comprometió a someterse a la aprobación de su candidatura porque creía que sería posible lo que en aquel momenrto sabía que no lo era: que iba a engañar a los diputados  como engañó al Rey.

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