Estos pobres
socialistas, a los que Podemos critica porque son poco pobres y los del Partido
Popular porque lo son demasiado poco, están lejos de su mejor momento, cuando
pusieron de moda en Madrid bailar sevillanas.
Ha tenido que
ser en Córdoba, donde las hojas de los naranjos del patio de la Mezquita
brillan como obsidiana pulida, donde Julio Anguita, un viejo adversario
especializado en formar pinza para aplastar a los socialistas, ha
oficializado el contubernio contra Pedro Sánchez.
El aspirante
del PSOE a la presidencia del gobierno, con el PP como una de las pinzas y
Podemos-Izquierda Unida como la otra, va a obligar a Sanchez a ser como Don
Rodrigo de Lara, el que mató cinco mil moros con los trescientos cristianos que
llevaba.
Esta desigual
batalla se librará el 26 de Junio, cuando ya las cigarras froten sus tímbalos para
atronar el sonámbulo silencio de la siesta.
Trascendental
día ese futuro día porque dos campeones históricos en declive no sólo se
enfrentan entre ellos, sino que al mismo tiempo tendrán que vencer a sus
rebeldes aliados tradicionales.
Los
socialdemócratas de PP tendrán que embridar a sus díscolos aliados ideológicos
de Ciudadanos, PNV y Convergencia (o como ahora se llamen) y a los
socialdemócratas del PSOE.
Y los
socialdemócratas del PSOE tendran que devolver al redil a los descarriados
ideológicos de Podemos-Izquierda Unida y sus secuaces.
Pero, si todos
son socialdemócratas, ¿por qué se pelean?
Porque todos
coinciden en su ideología (la transformación de la sociedad, no adaptándose a
lo que la sociedad quiere sino induciendo más o menos violentamente a la
sociedad para que se adapte a lo que quieran ellos).
Pero, ¿no están
todos en contra de la dictadura?
Están en contra
de la Dictadura en la que el partido de cada uno tenga que someterse al de
alguno de los otros, porque lo que todos pretenden es monopolizar el poder para
mandar, y que los demás tengan que obedecer.
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