Titula hoy El
Mundo una información en su portada: “Rajoy: no es bueno para España y el PP
que me vaya”.
Que nadie se
equivoque al interpretar lo que Rajoy dice y deduzca que, si por él fuera, se
iría.
Lo que el
actual y provisional presidente del gobierno quiere decir es que, como es
español y preside el PP, lo que no sería bueno para el PP ni para España no
puede ser bueno tampoco para él que, al fin y al cabo, es espàñol y del Partido
Popular.
Así que, aparte
de que la sabiduría popular establece que más vale lo malo conocido que lo
bueno por conocer, es preferible que siga gobernado este Rajoy malo que
(lagarto, lagarto) Sánchez o Iglesias porque, si alguno de ellos llegara a
presidente del gobierno, sería peor que dos riadas consecutivas.
Estos díscolos
crónicos que somos los españoles le echamos la culpa de nuestra insatisfacción
rayana en la desgracia a los que nos gobiernen.
Esa pertinacia
en culpar a la roña de provocarnos picor, en vez de a nosotros mismos por no
lavarnos, es una tozudez similar a la de culpar al gobierno que toleramos o
elegimos.
¿No será que
los españoles no sabemos elegir? ¿Será que preferimos que nos mande hasta el
peor de los gobernantes con tal de no tener que gobernarnos (gobernar es
decidir) nosotros mismos?
¿Qué es el
gobierno sino el culpable general de la suma de nuestras incapacidaes
individuales?
Para eso, hasta
ahora, con democracia o dictadura, han servido los gobiernos a los españoles.
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