“Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de
recelo”
(Vida retirada, Fray Luis
de León)
Cada día que pase le falta un día menos a
Pedro Sánchez para poder hacer suyos esos versos de Fray Luis de Leòn.
Cerrará así ese azaroso
capítulo de su vida en el que, como Icaro, desoyó al ingeniero Dédalo, su
padre, que le había aconsejado que
embridara su ambición de volar demasiado cerca del sol,`para que su calor no
derritiera la cera de sus alas.
Intrépido Pedro Sanchez,
que se atrevió a sobreponer su audacia a la prudencia y desoyó que “las esperanzas
cortesanas prisiones son do el ambicioso muere y donde al más astuto nacen
canas”.
¿Debería arrepentirse el
secretaerio general del Partido Socialista de haber intentado ser Presidente
del Gobierno?
Nada de eso. Sanchez es un
claro ejemplo de lo que deberían ser todos los españoles, que se resignan a ser
lo que son porque no se atreven a intentar ser lo que les gustaría ser.
Menos Pedro Sánchez, los
españoles prefieren ser lo que son si, al atreverse a ser más, pueden perder lo
que eran.
Es, o somos los españoles,
un rebaño de borregos reacios a explorar si la hierba alejada de por donde el
pastor lleva a todos es más nutritiva y sabrosa.
Los americanos, que tan
bien desconocemos los españoles gracias a las películas, estimulan la
iniciativa personal con un lema: “go
west” (”sé audaz” o “vete a donde todo está por hacer”)
Lo contrario del popular
“ande yo caliente, y ríase la gente”, que resume la filosofía práctica
española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario