Mire usted por donde, aunque como
todos los reencuentros por un casual, me he topado despues de una vida con un
viejo conocido, Julio Merino, al que conocí cuando yo era alumno y él fungía
tareas administrativasm en la Escuela Oficial de Periodismo.
Julio nació en Nueva Carteya, lo
que explica por qué se ha empeñado en defender que la batalla de Munda, en la
que Julio César mandó a freir esparrágos a los niños de Pompeyo, se libró en
las vecindades de su pueblo natal.
Y contra esa pretensión de Julio,
y no contra Julio, me insurjo.
Y por las mismas razones, aunque
opuestas, que las de mi viejo conocido.
Porque, digámoslo sin más rodeo,
la batalla de Munda tuvo lugar en mi pueblo aunque no en Palma del Río, sino en
terrenos del colindante municipio de Hornachuelos, tradicionalmente controlados
y explotados por agricultores palmeños.
Concretamente en la Vega Vita
(nombre de resonancias latinas cubiero ahora por verdinegros naranjales y que,
antes, había sido una inhospita llanura casi permanentemente anegada, donde
crecía espontáneamente el poleo, que se usaba para la elaboración de esencias
cosméticas).
¿Qué hacian en la Vega Vita, si
no fue el escenario de lo de Munda, los innumerables restos romanos
encontrasdos?
Hay que tener en cuenta que
Segida Augurina, el establecimiento romano auntenticado de la zona de donde se
exportaba el aceite, según demuestran los restos de vasijas encontrados en
Roma, está a treinta kilóometros de la Vega Vita y, para llegar alli, hay que
atravesar el Genil, el Guadalquivir y vencer a los indómitos habitantes de
entonces de mi actual pueblo.
Así que, querido Julio, discrepo
de tu teoría y no por orgullo pueblerino sino porque, el pueblo que convenza a
los europeos de que lo de Munda fue en sus dominios, se llevará y manejará los cuantiosos fondos
de la Unión Europea.
Y con el dinero no se juega
porque por los fondos europeos, como Cervantes decía de la libertad, se puede y
debe arriesgar la vida.
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