Una vez más a
lo largo de su historia, España está en peligro de desaparecer y, como en
ocasiones anteriores, porque los españoles están más de acuerdo en la manera de
acelerar su fin que en permitirle sobrevivir un poco más.
En ocasiones
anteriores se salvó España gracias al patriota de turno que se cargó a la mitad
de los españoles para que la otra mitad sobreviviera o sacrificó sus intereses
personales para que prevaleciera el interés general.
En esas estamos
ahora:
Mariano Rajoy,
el español llamado a demostrar su patriotismo salvando a la Patria, dice que tiene
en su voluntad y sobre su conciencia la obligación y el derecho a salvar la
Patria.
¿Por qué?
Porque de entre
los varios aspirantes a salvapatrias que compitieron por ese derecho con Rajoy,
fue el que más respaldos obtuvo en un par de elecciones.
Pero los que
consiguieron menos dicen que, si se suman todos los respaldos de los que compitieron con Rajoy, son más los que no
quieren que a España la salve Rajoy que los que quieren que la salve.
Y en esas
andamos lo que llevamos de este año, para el que su final está cada día más inexorablemente
cercano.
¿Qué hacemos si
ni se muere papa ni cenamos?
a) Si sin
gobierno hemos sobrevivido ocho meses, lo mismo podríamos sobrevivir ocho años
y, ¿por qué no? ocho siglos.
b) Que el
sentido patriótico del más patriota de entre Rajoy y sus adversarios se imponga
y sacrifique su ambición por salvar a España.
Si Mariano
Rajoy quisiera demostrar que además de haber sacado más respaldo que ningún
otro de sus adversarios es el más patriota de todos ellos, ha llegado el
momento de que lo demuestre.
Le bastaría con
renunciar a la presidencia del gobierno y ceder el respaldo que sus votantes le
dieron en las elecciones a Pedro Sánchez al que como, no consiga el cargo, le
podría dar una lipotimia, una apoplejía o, todavía peor, una rabieta.
Así podría
Rajoy acreditar que no sólo ama a España, sino a la Humanidad porque el que
salva a un ser humano salva a toda la raza humana.
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