Menos mal que
estamos en la parte final de Europa en el sentido en que la civilización gira
y no al principio como Turquía, de donde la cultura procede.
Y es que en ese lugar que Espronceda describió como la veía
su pirata cantarín,”Asia a un lado, al otro Europa y allá a su frente Estambul”
tienen unos mandamases de mucho menos fiar que los que los que tenemos los
españoles y de los que, con razón, no nos fiamos de ellos.
Se supone que los gobernantes, hasta los de Turquía que,
por lo menos nominalmente, deberían tener como objetivo determinante de su
gestión la protección de los que los han votado.
Si les matan votantes, les quitan solidez al pedestal
sobre el que mandan.
En buena lógica, pues, la salvaguarda de los
ciudadanos-votantes debería ser el objetivo interesadamente primordial de los
que gobiernan gracias a que embaucaron a los que los votaron.
Pues en Turquía, no. En la Historia de Turquía, desde la
noche del 15-16 de Julio queda registrado.
¿Cuál fue la preocupación de los gobernantes turcos cuando
parte de sus militares sacaron a las calles los tanques, los fusiles e hicieron
volar sus aviones para echar al gobierno?
¿Proteger a los ciudadanos que los habían votado para que
se quitaran de en medio y no los mataran los soldados rebeldes?
Nada de eso. Los animó a salir a la calle para que los soldados
se distrajeran matándolos, de manera que las balas y bombas que les dispararan
a los civiles no pudieran usarlas contra ellos, contra los políticos.
¿Y se quejan los españoles de que Rajoy es er peó der
mundo?
Poco mundo han visto los quejosos.
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