Como a algunas
mujeres guapas, a Sevilla le gusta que hasta los ciegos le digan que es bella,
que por ver las motas blancas del azahar entre la obsidiana de las hojas de sus
naranjos se morirían, que no quisieran morir sin que lo haya embelesado la
gracia de Sevilla.
Porque creían
eso hasta esta mañana, hasta esta mañana estaban felices los sevillanos. La
visita de Barak Obama, ese negro presidente de los Estados Unidos porque no es
descendiente de esclavos sino de un emigrante kenyata, era natural.
¿Cómo podía
dejar de ser Obama el hombre más poderoso del mundo sin haber peregrinado a la
ciudad más bella, a la de más grasia, a la más famosa der mundo?
Porque la fama
es como la miel para las moscas: no hay mosca que se precie de serlo si no está
dispuesta a posarse sobre un manchón de miel, aunque sepa que al hacerlo pone
en peligro su vida y quede para siempre apresada por su almíbar.
¿Qué es la
fama sino el resultado de una transacción equilibrada?
Famoso es el
lugar que los famosos visitan y los famosos lo son porque visitan lugares
universalizados por su fama.
Sevilla
hubiera coronado con su fama la fama hasta ahora parcial de Obama y Obama
hubiera reconocido con su visita la calidad de famosa de la Ciudad de Sevilla.
Pero un
esaborío que se lió a tiros en la ciudad de Dallas, tan lejana de Sevilla en el
espacio pero tan cercana gracias a las pelíclas de vaqueros que hablan a través
de sus Colts, ha impedido la conjunción, la coincidencia en el espacio y el
tiempo de la fama eterna de Sevilla con la pasajera de Obama.
¿Y los Manolos
Morán de “Bienvenido Mr, Marshall” que habían comprado todo el pescado de todas
las lonjas para hartar de pescaito frito a Obama?
Se quedaron
viendo cómo el avión de presidente de los Estados Unidos surcaba impertérrito
los altos cielos sin aterrtizar en San Pablo.
Los sevillanos
creen y sus vecinos estamos convencidos de que Obama ha salido perdiendo al
frustrarse su ansiada peregrinación a Sevilla.
Cuando deje de
ser presidente volverá.
“Cuando deje
de ser presidente”, promete una voz en inglés. ”volverá”
“Pa entonses”,
dice una voz con acento sevillano, “ya no nos interesa que vuerva”.
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