Si la muerte
fuera selectiva y pudiera discriminar a quienes afecta y a quienes no, José
Maria Carulla habría merecido que lo eximiera de morir.
Fue un genio
multidisciplinar y si todas las ocupaciones en las que invirtió su vida no
hubieran justificado la necesidad de su perpetuidad vital, bastaría con su
“Biblia en verso” para indultarlo de la muerte.
De los millares
de versos que contienen los cuatro libros que llegó a escribir de su obra, sobresalen los que dicen: “Nuestro
Señor Jesucristo nació en un pesebre/ donde menos se espera salta la liebre”.
Si despachó en
14 palabras el momento cumbre de la historia de la humanidad para miles de
millones de humanos, la situación por la que desde va para un año atraviesan
unas decenas de millones de españoles la hubiera despachado con una sentencia
rimada:
“Mientras más
tiempo tarde en formarse gobierno
menos tiempo
estaremos sufriendo en el Infierno”.
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