Esclarecedora
fue la comparecencia de Luis de Guindos ante la Comision Parlamentaria para
explicar la designación de José Manuel Soria, que no llegó a ocupar el cargo,
como representante de España en el Banco Mundial.
Es evidente,
por lo que preguntaban los preguntantes, que a ninguno de ellos les intrigaba
qué iba a hacer ni qué tareas hubiera tenido que desempeñar en el Banco el
exministro Soria.
Entonces, ¿si
no quedó claro ni siquiera lo que iba a hacer el designado en el puesto para el
que lo nombró el Gobierno, qué aclaró el ministro de Guindos que hasta entonces
no se hubiera sabido?
Quedó claro lo
que ya se sospechaba: por qué De Guindos es Ministro del Gobierno de España y
por qué los que lo interrogaban no.
Las intervenciones
de los interpelantes delataban una ignorancia tan soberbia que se corresponde
con el cargo que ocupan: diputados a Cortes.
La mayoría de
los diputados, como sabemos, sirven para votar lo que sus jefes les ordenen que
voten, sentarse en sus escaños para hacer bulto, aplaudir las intervenciones
de su jefe y protestar por todo lo que diga el adversario de su Jefe.
Al que se
equivoque y aplauda al adversario del Jefe, o deje de aplaudir lo que el Jefe
haya dicho, se le aplica fulminantemente aquello de que el que da pan a perro
ajeno pierde pan y pierde perro.
Es decir, que
retornan al bien ganado anonimato en que camuflaban su inepcia hasta que el
favor del Jefe los encumbró a la clamorosa condición de diputados que, según
los llaman, son los Padres de la Patria.
(Debería
conocerse a las señoras que ocupan el cargo de Diputadas como Madres de la
Matria, para no cabrear a las feministas).
¿Fué entonces
una pérdida de tiempo esa comparecencia del ministro de Guindos en la Comisión
de Economía del Congreso?
Lo fue, como
todo en lo que en el Congreso pierdan el tiempo los Diputados, que se limitan a
hacer lo que sus jefes quieran que hagan.
En el congreso,
como en las películas del oeste o de nazis contra los americanos, siempre le
ganan a los indios y los nazis pierden frente a los americanos.
Siempre gana el
que tiene que ganar porque así lo exige el guión.
Los diputados
son, sencillamente, los extras que hacen bulto, jalean o abuchean a los
pistoleros-jefes que se parten la cara.
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