“Si la Ley de
Presupuestos no se aprobara antes del primer día del ejercicio económico
correspondiente, se considerán automáticamente prorrogados los Presupuestos del
ejercicio anterior, hasta la aprobación de los nuevos.” (Artículo 134-4 de la
Constitución Española)
¿A qué viene
entonces el contubernio entre los políticos mendaces y los comentaristas de
prensa, radio o televisión compinchados con los políticos, al amenazar a los
incautos con que, si no hay gobierno no habrá presupuesto?
Los
presupuestos ahora vigentes, los de 2016, seguirán sacándole dinero a los
contribuyentes para que el gobierno se quede la mayor parte y reparta lo que
quede entre los ciudadanos a los que les sacaron la totalidad.
Y, si el
gobierno sigue disponiendo del dinero presupuestado para 2016, ¿qué necesidad
tiene de aprobar otros?
Obviamente,
para aumentar lo que los presupuestos de 2016 los autoriza a detraer de los
ciudadanos, para sacarles más.
(Según el
acuerdo entre PP y Ciudadanos, rechazado por los que defienden que el Gobierno
debería sacarles todavía más a los contribuyentes, otros 30.000 millones de
euros en cuatro años)
Así que no
solo no es imprescindible que el gobierno en funciones recupere el pleno
ejercicio de sus funciones (proponer que se aprueben leyes que les permita
aumentar los impuestos), sino que es conveniente que el gobierno, si no puede
aumentar la recaudación fiscal, saque lo que precise ahorrando lo que ahora
gasta en su adiposa burocracia.
Y que ésta
situación extrema a la que ha llegado España al carecer de Gobierno se
prolongue, por lo menos, doscientos años más.
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