Cuando la revolución se institucionaliza surgen
nuevos revolucionarios para acabar lo ya instituido mediante una nueva
revolución.
Así ha
pasado siempre pero el caso más llamativo es el de aquel Partido Revolucionario
mexicano que institucionalizó la revolución para que el PRI (Partido
Revolucionario Institucional) pasara a ser un nuevo partido burgués y agrupara a una burguesia conservadora como la
derribada por su revolución.
Suenan cada día más estridentes los claros
clarines de una revolución que pretende institucionalizarse para que el
ciudadano, por el simple hecho de serlo, tenga derecho a “una renta básica sin
condiciones que proporcione unos ingresos mínimos a todo el mundo”.
Lo
dice un tal Lork Groot en el artículo que firma
y que hoy publica El Pais, periódico
de la burguesía española surgida de la revolución que se institucionalizó al
morir el tirano Caudillo.
Pero
esta que se avizora que sería una revolución de las de verdad, no de esas de chicha
y nabo que suplantan por lo contrario lo que sostenía el tirano derribado.
Y es
que la “renta básica sin condiciones” del revolucionario Groot acabaría con el
régimen opresor por el que el hombre se rige desde que su segunda mujer lo
indujo a comerse una manzana hace quizá cientos o miles de siglos.
En
adelante, y gracias a esa revolución inminente, el hombre no tendría que
ganarse el pan con el sudor de su frente, sino con las plusvalías generadas por
el cada vez menor número de los que sigan trabajando.
Si no
hay que trabajar para vivir, ¿a qué se dedicará la humanidad
postrevolucionaria?
A lo
que no genere resultados que alteren el status quo conseguido: estará prohibido
cultivar la tierra y esquilmar los mares
y, por supuesto y para no turbar el paraiso alcanzado, la gente podrá cantar,
reir, llorar y fornicar, siempre que, como consecuencia, no nazcan niños.
Que
nadie se asuste al pensar que la humanidad que anuncio será una masa humana que
se extinguirá con el ocio: llegará una nueva revolución que, como
contrarevolución en realidad, retornará fatalmente a algo parecido a lo que
ahora es.
Un
rebaño siempre mal avenido en el que la manada de lobos se meriende a los
borregos.
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