La dialéctica,
esa técnica retórica de discutir para descubrir la verdad, evita tener que dar
la razón al que la impone a guantazos.
Los rojos,
tanto comunistas de pura cepa como esos comunistas descafeinados que son los
socialistas, manejan la dialéctica con la maestría con la que el chauffeur
Fernando Alonso guía su coche.
Rafael
Simancas, que fue un personero importante cuando mandaba en la comunidad
madrileña, sigue siendo importante, pero menos, aunque todavía es el Partido
Socialista el que habla por su boca.
Como maestro
retórico ví y oí por televisión su sabia argumentación a favor de que el
Partido Socialista impida (o no facilite) la investidura del candidato a la
presidencia Mariano Rajoy.
“Los votantes
del partido socialista votaron al candidato de nuestro partido para que Rajoy no fuera Presidente del
Gobierno. Por consiguiente, si los representantes en el congreso se
abstuvieran para que Rajoy sea presidente, el PSOE traicionaría a sus
votantes”.
Puro sofisma
porque se pretende hacer pasar por verdadero lo que, a todas luces, es falso.
Es cierto que
los votantes socialistas depositaron su voto para que ganara las elecciones
Pedro Sánchez y, así, acceder a la presidencia del gobierno.
Todos los
votantes de todos los partidos quieren que el aspirante que encabece su lista
sea el siguiente Presidente.
Es lógico que,
si un votante vota a favor del que encabece la lista en la papeleta que
deposita, expresa su desacuerdo con que el Presidente sea el que encabece las
papeletas distintas a la suya, como candidatos de los otros partidos
concurrentes.
Si se aplicara
la falaz lógica que oí esgrimir al compañero Simancas se llevaría una sorpresa:
El 26 de Junio pasado 5.424.709 votantes querían que el candidato del PSOE
Pedro Sánchez fuera Presidente, por 7.906.185 que querían que no lo fuera
porque preferían a Rajoy.
Si su
dialéctica sofista lo obligara a pensar lo que dice para que no diga tonterías,
hay 2.841.476 que, solo del PP, se oponían a la presidencia del socialista
Pedro Sánchez.
Súmense los millones
y millones que votaron a otros candidatos para que Sanchez no fuera Presidente
del Gobierno.
Entonces,
¿Simancas habla sin saber lo que dice?
Peor: dice lo
que le pagan por decir.
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