Cuando el
hombre acepte que todo lo que el ser humano pueda hacer es lícito como
expresión de su libertad, la humanidad habrá empezado a acabarse.
Hoy he visto el
principio del fin de éste mundo.
Fue en un video
publicado por “Periodista Digital” en el que, como buitres carroñeros, unos
supuestos militantes yihadistas musulmanes se arremolinan junto al cadáver de
un barbado cristiano al que uno de ellos le extrae el corazón con un cuchillo
para, a continuación, devorarlo con fruición.
En el siglo
XXI, un espectáculo mucho más salvaje que el que hace millones de años era acto
rutinario en los humanos que, por necesidad, practicaban el canibalismo.
El retroceso al
pasado como alternativa al progreso hacia el futuro.
Matar al que no
ha pedido nacer para que su nacimiento no incomode a la que lo concibió ni al
que lo engendró, comerse el corazón del enemigo asesinado para devorar su
discrepancia.
El hombre, lobo
del hombre. Alimaña y alimañero simultáneamente.
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