martes, 18 de octubre de 2016

SIN DINERO PARA LAS PENSIONES

Para el inminente 2017, una vez agotado el fondo de reserva, el Estado tendrá que sacar de donde sea 2.655 millones de euros para poder pagar las pensiones que se ha comprometido a abonar.
Para cumplir el compromiso ¿aumentará todavía mas los impuestos que detrae de los ciudadanos o abaratará el costo superfluo de la administración del Estado, eliminando el gasto innecesario de las administraciones, perjudicialmente triplicado?
Para una misma función, empleados de las administraciones general, autonómica y municipal se reparten y entorpecen el mismo acto administrativo.
Y ni así administran satisfactoriamente para el contribuyente la gestión de sus intereses.
Cada funcionario administrativo, que cuenta para llevar a cabo su trabajo con empleados de la administración pública en el gobierno nacional, regional y municipal, por desconfianza en ellos o para disponer de gente de su confianza individual que lleven a cabo lo que deberían encomendar a los funcionarios, nombran asesores en los que personalmente confíen.
Naturalmente, cada asesor necesita personas de su confianza personal para que lo ayude, así que el asesor nombra a sus propios asesores pagados por el contribuyente para la misma tarea por la que cobran los funcionarios superiores en cada una de las administraciones.
¿Y los observatorios y otros pesebres bien surtidos de cebada y paja para que los observadores observen a gusto y con la parcialidad que convenga al que pague el pienso?
Después de estos cuarenta y pico de años en los que el Estado montado a prisas por los sucesores de Franco, que pretendía hacer grande y libre a la España una y única, el experimento ha fracasado.
Es ya tarde, pero aún están a tiempo los españoles de garantizarse el cobro de las pensiones por las que cotizaron durante su vida laboral.
Simplifiquen el complejo aparato administrativo, que mande el que sirva para mandar y no el que engañe a más gente con promesas imposibles de cumplir y establezcan el trabajo como obligación y el bienestar como consecuencia del trabajo.
Que la justicia social favorezca al que más aporte y no al que más necesite.


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