domingo, 9 de octubre de 2016

LAS MAQUINAS

Visto lo visto, para adivinar lo que nos queda por ver no hacen falta profetas melenudos ni echadoras de cartas.
Si lo que vemos cada día ahora se sigue viendo durante un par de décadas más, el hombre podrá encuadrarse en dos mitades, no necesariamente equivalentes:  la mitad mayoritaria será espectadora de lo que a la mitad minoritaria se le ocurra hacer o decir.
¿Y de qué vivirá la mitad mayoritaria? De lo que produzcan las máquinas robotizadas ideadas por la mitad minoritaria, capaces hasta de armarse por sí mismas.
Ya están funcionando, aunque en fase experimental todavía, la primera generación robótica de esos sucedáneos del hombre, que se conocen como ingenios informáticos.
Cuando se extienda el uso de la nueva generación ya en fase experimental, la activa influencia humana en los acontecimientos desaparecerá para dar paso a una humanidad contemplativa, que ni siquiera tendrá que asombrarse por lo imprevisto porque todo lo que ocurra ya lo habrán anticipado las máquinas informáticas.
Ni siquiera tendrá el hombre del futuro que fatigarse en la antiguamente placentera ocupación de reproducirse: las máquinas estarán programadas para que determinen, sin necesidad de darle a un solo botón, qué tipo de individuos humanos deben suceder a los existentes.

Las máquinas robóticas determinarán la estatura, el sexo, el color, las aptitudes artísticas, deportivas, intelectuales y amatorias de las personas que fabriquen, para que la variedad resultante origine una humanidad equilibrada.

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