Ahora resulta
que el juez que ha absuelto a la
encueratriz Rita Maestre está vinculado a Podemos, el partido en cuya
representación mostró sus poderosas razones en una capilla dedicada al culto de
esa creencia que predica el pudor.
Y es que esta
sociedad moderna en la que un rico puede vestir
harapos y un pobre chaqué propicia la confusión y el engaño.
Lo mismo te
puedes topar con un cura sin sotana que con una meretriz sin el maquillaje que
antiguamente la caracterizaba.
Es la trampa
en que nos ha metido la renuncia al uniforme como diferenciador del oficio que
cada uno ejercía y de la casta a la que cada cual pertenecía.
Ahora todos
vamos disfrazados de lo que parecemos ser y puede que no seamos porque hasta
las monjas se han quitado el hábito y las meretrices se sirven de la falsa
apariencia de castas para atraer a los incautos.
Felices
tiempos aquellos en los que los indios coronaban con plumas su hirsuta cabellera
y no disimulaban su ansia de arrancarle la cabellera a los que eran soldados
blancos porque con el uniforme de soldados blancos iban ataviados.
Con la
darwiniana evolución del ser humano hemos ganado la tranquilidad de andar por
la vida con las manos en los bolsillos, porque no ves a nadie con apariencia de
ladrón que pueda robarte la cartera.
Hasta que
descubres que un político con apariencia de persona honorable te roba el dinero que lleves en la
cartera y, si es de Loewe, hasta la propia cartera.
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