Porque Podemos
es la versión calvinista de la revolución luterana pero al revés, porque Calvino creía que los cristianos con
buen empleo, economía saneada y vida opulenta salvarían sus almas, mientras que
los pobres se condenarían e irían al infierno.
Basaba su
deducción en la teoría de la Predestinación: si Dios lo sabe todo porque nada
ignora, el nacimiento, la muerte y la salvación o condena de alguien son
acontecimientos simultáneos y sabe al mismo tiempo si alguien que a nacer, se
salvará o condenará.
El nacimiento
de un niño, su muerte, salvación o condena no son para Dios acontecimientos
sucesivos sino simultáneos.
Contradecía la
teoría del libre albedrio, que como todas las que antepongan la libertad a la
igualdad son contrarias a las que luchan contra la diferencia entre los que
nacieron distintos.
El Estado, como
sucedáneo ateo de Dios, es para los podemitas el contradiós que puede hacer
iguales a los que Dios hizo diferentes.
¿Y qué ve
Podemos cuando mira al mundo de ahora?
Pues que la
riqueza de los ricos es inevitablemente síntoma de que son malos y que, por eso
merecen ser castigados y empobrecidos por correctivos fiscales.
¿Y los que por
su evidente pobreza eran para Calvino un signo inequívoco de que Dios les había
dado la espalda en ésta vida y en la otra?
Para la Iglesia
de Trento, para el Emperador Carlos y para Podemos, los pobres son tan buenos
como malos los ricos.
Y, entonces,
¿por qué los de Podemos se empeñan en que los pobres buenos dejen de serlo,
para que sean ricos malos?
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