Este Mariano
Rajoy no se entera, por muy listo que parezca, de que el que da pan a perro
ajeno pierde pan y pierde perro.
Ahí lo tienen
anunciando que les va a dar una nueva millonada a los catalanes para que
amplíen la red ferroviaria de cercanías en Barcelona, y otro chorro de millones
para que la Cataluña que pretende hegemonizar toda la España Oriental lo haga
con el llamado corredor mediterráneo.
Y es que el
presidente que preside el gobierno de España y que tan listo parece no se ha
enterado de que el rechazo no se compra con dinero.
Solo lo
disimula la concubina si el concubino paga su tarifa, siempre al alza.
Al Rajoy de
España le ha dado por soñar que, cuando se quede sin dinero para la tarifa que paga
a la concubina alquilada para que lo reciba abierta de brazos y piernas, la convivencia pagada ya habrá generado una
rutina afectiva sucedánea del amor verdadero.
¿Y si no?
Siempre quedará
el recuerdo, como perdura el de los años felices en los que la entonces
opulenta España tenía amantes ocasionales en sus harenes del mundo entero.
También
Cataluña, como los países que durante un tiempo fueron España, tendrá un
recuerdo agridulce de los nunca olvidados tiempos de relación íntima con
España.
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