Llevamos casi
medio siglo engatusados con el señuelo de las supuestas disensiones entre los
políticos que, entre todos ellos, han
conseguido que mordamos el anzuelo para caer en su trampa.
Porque, de
verdad ¿a los españoles qué mas les da que mande el Partido Popular y el
Socialista se le oponga, o al revés?
La
infantería del PSOE y la tropa del PP (ahora ha entrado en quintas Podemos)
comen y compran su comida con el dinero del que dispongan, por lo que a todos los
españoles que obedecemos a los que manden lom que les interesa es su mayor o menor capacidad de
compra.
Y es eso lo
que mide el IPC, el índice de precios al consumo.
Si el IPC
baja, lo que es infrecuente, por el mismo dinero podemos comprar más
satisfactores. Si sube, que es lo habitual, menos.
En lo que llevamos
de año, el IPC ha subido un 2,3 por ciento, lo que quiere decir que lo mismo
que en 2016 compraba la gente, si sus ingresos no hubieran aumentado, puede
comprar un 2,3 por ciento menos.
Y los que
analizan y pronostican las oscilaciones de los precios dicen que será del 3,6
por ciento al final de 2017.
¿Que los que
quieren gobernar robaran menos que los que ahora gobiernan?
Pues me
parece muy bien, y me lo creeré cuando estén gobernando, pero tengo mis dudas: ojalá metieran en la
cárcel cuando gobiernen a tantos de los suyos como están metiendo los que ahora
están gobernando a ladrones de los que son correligionarios.
Como esta
plaga de langostas que son los políticos de la democracia van a devorar todo lo
que sea verde como el dinero, y hasta que un insecticida los extermine, a los
que siempre obedecemos, ¿qué más nos da que el insecto sea azul o rojo, si
tanto uno como el otro nos quita la comida?
Un
insecticida inocuo para los que somos víctimas de esta plaga política, y que
elimine a las langostas sin distinción de colores, es lo que necesitamos.
Pero esa es
como las esperanzas cortesanas: prisiones do el ambicioso muere y donde al más astuto
nacen canas.
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