Todos fuimos
testigos de que Pedro Sánchez no supo responderle a Patxi Lopez qué es una
nación.
Ahora se le
ocurre es que lo que quiere que España sea es una nacion de naciones.
Como hombre de
acción que lo que hace no siempre tiene que concordar con lo que dice, una
nación de naciones es lo que hasta ahora se conocía por Imperio.
¿Pretende, pues,
que este sistema de organización política del estado, apodado “de las
autonomias” se eleve a Potencia Imperial?
Porque los
Imperios tradicionales los formaban distintas naciones con diferencias
culturales, étnias, lenguas, y
estructuras organizativas internas, a las que solo unía la fidelidad de
todas al trono imperial.
Si eso es lo que
pretende el frívolo Sanchez no se quedará en eso porque, no cabe duda, se guarda
en la recámara de su escopeta el cartucho definitivo, el que mata a la pieza
medio muerta.
En el pìnáculo
de los imperios, imperando sobre los reyes de las autonomías integradas en la
estructura estatal, el Emperador era la conjunción entre dispares.
Así que lo que
Pedro Sanchez intenta es un plan a largo plazo con los siguientes pasos:
Ganar las
ele4cciones parlamentarias para, una vez lo proclamen presidente del gobierno:
a) Promover y
activar una reforma constitucional para que el Reino Español pase a ser
República Federal española.
b) Para atajar
el desbarajuste que a España traen siempre las republicas (las dos que España
ha sufrido),
c) Promover el
Imperio Federal Español y ceñirse la corona.
Puede parecer un
plan descabellado pero, por lo mismo, netamente español y propio de Sanchez.
¿No descubrieron
las Indias Occidentales los marinos onubenses de Colon, cuando intentaron
llegar a China y las Indias Orientales?
¿Por qué no va a
ser la proclamación de la República el paso previo para que Sanchez sea el
Emperador de España y sus autonomías, elevadas a la categoría de naciones?
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