La gente
antigua era mucho más tonta que la moderna porque: predecían el
futuro por los presagios y no por el resultado de las encuestas de opinión,
como ahora hacemos.
Un suponer; si
en Francia ha ganado un partido parecido al español de Ciudadanos, Ciudadanos
ganará en España las siempre inminentes elecciones.
Aunque todavía
se esté seleccionando y espulgando la nómina de
los que en un futuro cercano serán encuestados, sus resultados
pronosticarán un ascenso imparable de Ciudadanos y un cataclismo para
socialistas y populares.
¿Por qué?
Por simpatía,
que significa compartir emociones, y es un elemento tóxico de imparable efecto
multiplicador.
¿Qué español
genéticamente envidioso (la envidia es la virtud que estimula el progreso del
hombre) no quiere que los suyos ganen y que los contrarios pierdan?
Son dos deseos
interrelacionados: para que un individuo gane, su adversario tiene que perder.
¿Y quienes son
los adversarios en España de los del Partido Ciudadanos?
Todos los que
se nieguen a votar en las elecciones al Partido Ciudadanos.
Aparte de
alianzas coyunturales entre partidos con siglas diferentes, y cuyo objetivo
último es engullirse mutuamente como la serpiente pitón engulle a la cabra que
se confía, los partidos políticos aspiran a metabolizar en sus organizaciones a
las adversarias.
Así que
Ciudadanos, una organización política invasora de la política española como las
serpientes pitón lo son de la fauna de Florida, esto del triunfo en Francia de
sus correligionarios ideológicos les ha puesto pilas nuevas.
Rivera ya se ve
mandando en España, como manda en Francia Macron.
Y con más acompañantes y más vistosas que la
que acompaña al francés.
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