Hay peces que
no siempre nadan a favor de la corriente, sino que lo hacen remontando torrentes y cascadas.
Por ejemplo,
los salmones de la clase diadromonos que, para que se entienda, son los que
nacen en arroyos de agua dulce del interior para, posteriormente, dejarse
llevar por la corriente hasta el mar de donde, ya adultos, regresan para
desovar en las aguas altas en las que nacieron y los pesque cualquier Caudillo.
Son bichos
que, como algunos hombres, no resisten la tentación de complicarse la vida yendo
de un sitio para otro para que, al final, los entierren donde nacieron.
Hay una peculiar especie humana, los
catalanes, que se empeñan en luchar contra las corrientes de su destino en
lugar de quedarse en su origen para servir de ejemplo a toda la humanidad.
Ahora que
están empeñados en que su futuro lo marque el recuento de las papeletas echadas
en urnas que lo mismo sirven para elegir alcaldes que estados más o menos
dependientes, quizá les aprovechara mirar al pasado para trazar su futuro.
Es un proceso
farragoso y caro en el que se han metido: tienen que llenar de urnas el
territorio para elegir unos representantes que, en su nombre, decidan si
quieren ser libres como el viento o seguir encadenados a España, como el barco
inmóvil sujeto por el ancla al arrecife.
Que echen la
vista atrás y verán su futuro en el pasado, en aquel Consejo del Ciento de
Barcelona, modélico como sistema de autogobierno.
Fernando
Segundo de Aragón, que por entonces era para Cataluña lo que España lo es hoy, instauró
un sistema por el que los miembros del Consejo del Ciento de Barcelona, que
eran lo que ahora son los concejales, fueran elegidos por sorteo.
¿Hay factor
más imparcial que la suerte para decidir entre opciones opuestas?
Que en éste
2017 sea también la suerte la que decida, mediante el sistema impuesto por Fernando
III de Aragón en 1510, si los catalanes
quieren seguir encadenados a las cadenas que los ata a España o que sean las
esposas de sus propios compatriotas las que los apresen.
Que echen la
vista atrás y verán retratado su futuro en el pasado.
Como ser
humano que conoce al ser humano, me fío más de la suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario