Aviso a los que
todavía no les haya afectado la genialidad revolucionaria del gobierno
socialista de Andalucía para que no se anden con el bolo colgando: tarde o temprano
también la padecerán.
En uno de los
impresos que facilita la Junta de Andalucía para solicitar plaza en el segundo
ciclo de Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Especial, E.S.O. y
Bachillerato para el curso escolar 2017/18 se requiera en la casilla de “datos
familiares” –donde se suele pedir el nombre del padre, madre o representantes
legales del menor-, el nombre de la “persona guardadora”, según
recoge Infocatólica de
COPE.
Esa sí que es
una revolución de verdad y no la de añadir al vermú una aceituna pinchada en un
mondadientes.
Y necesaria, no
como aquella revolución comunista que solo sirvió para transferir al
Partido la Patria Potestad sobre los
ciudadanos, sus bienes, su servicio y su devoción.
De un plumazo
se han cargado mis socialistas andaluces ese obligatorio privilegio de padres y
madres en la gestación, la alimentación y la educación de sus hijos.
Cualquier
“persona guardadora”, tenga relación sanguínea o no la tenga, puede guardar
mejor que el padre u la madre el bienestar del menor al que guarde.
¿Guardar contra
qué o guardar contra quien?
Protegerlo o
guardarlo de nefastas influencias que algunos padres han venido ejerciendo para
que sus hijos sean como ellos y como lo fueron los padres de sus padres.
Lo mejor para
los niños del futuro y para que formen parte del futuro que estos apóstoles de
la revolución integral están promoviendo es que se acojan a la tutela de lo que
siempre perdurará: el partido que modela y modula al Estado.
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