Son los
cristianos colaboradores imprescindibles en los asesinatos que los musulmanes
cometen casi a diario: son los asesinados.
Cristianos
víctimas y musulmanes victimarios.
Sin adoctrinados
por su fe los primeros para perdonar a
quienes los ofendan, y sin el impulso religioso de los segundos para matar a
los que discrepen de sus creencias, no habría víctimas cristianas ni asesinos
musulmanes.
El exterminio
de los que por sus creencias perdonan a sus enemigos facilita y coopera para
que desaparezcan los cristianos y sobrevivan los musulmanes.
Todos los
textos en los que se fundamentan las religiones comparten el carácter esotérico
que propicia interpretaciones contradictorias.
San Mateo (26.52)
pone en boca de Jesús una advertencia sobre la violencia: “Vuelve tu espada a
su sitio porque todos los que tomen la espada, a espada morirán”
Todos. Sin excluir
a los moros terroristas ni a los musulmanes que dan cobertura religiosa a sus
asesinatos.
Todos son
todos, no solo los cristianos.
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