Ya sabemos todos
la verdad oficial de la primera conquista musulmana de España: aquella de que
el conde Don Julián de Ceuta, cabreado porque a su hija Florinda “La Cava” se
la había pedriñado el rey don Rodrigo,
facilitó a los cheljas norteafricanos recién musulmanizados cruzar el Estrecho.
Una atenta
observación del presente, sin embargo, hace posible revisar el pasado para
garantizar que, lo que pasa en este informatizado siglo XXI, es lo mismo que pasó
desde que Europa se subió para arriba o África se bajó para abajo.
Dicen que el “homo
sapiens” que quiere decir el hombre listo, llegó a Europa desde Äfrica. O lo
hizo antes de que el Estrecho separara a los dos continentes o lo hizo después.
Lo que es cierto es que lo hizo.
¿Y cómo
atravesaban el Estrecho recién inaugurado?
Lo mismo que
ahora, solo que antiguamente era mayor la proporción de los que morían en el tránsito
que la de los que ahora mueren.
Por dos razones:
a) Porque los
soportes flotantes de entonces eran más inestables que los de ahora y,
b) Porque la
población mundial, que ahora sobrepasa los 7.500 millones, entonces no
llegaba ni a cien millones.
Así que, como
las novedades de ésta vida son únicamente la repetición de novedades previas,
que nadie se escalofríe de espanto: contra lo que vaya a ocurrir no hay
remedio, sobre todo porque nadie sabe lo que ocurrirá después de que le ponga a
esta idiotez el punto final.
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