Que fuera un dictador, que lo fue,
no era lo peor de Franco, que está todavía más vivo en la conversación de
los políticos españoles ahora que antes de que muriera en 1975.
A medida que pasa el tiempo (as
time goes by) datos que afloran de su gestión política ratifican no solo la
maldad del dictador sino, lo que es peor, lo equivocado que estaba.
Lo demuestra una información que
El País publica hoy.
Se refiere la historia a la
entrevista que en 1970 mantuvo Franco en Madrid con un viejo antagonista político:
el también general y dictador francés Charles De Gaulle.
(Uno que es muy viejo, todavía
recuerda haber seguido por radio las peripecias de De Gaulle cuando se sublevó
en Argelia contra el gobierno civil de la ¿cuarta? República francesa, que
acabó derrocando).
Los dos dictadores, según El Pais
se reunieron en Madrid con mi amigo Máximo Cajal como intérprete.
(Nunca olvidaré mi conversación
telefónica desde Madrid con Máximo la
madrugada española en que unos terroristas asaltaron y mataron a más de 30
personas en la embajada en Guatemala de la que Cajal era titular).
Los dos generales y teóricos
adversarios ideológicos (Franco ganó su guerra civil con ayuda de la Alemania
Nazi y De Gaulle tuvo que escaparse huyendo de la posterior invasión nazi de Francia),
hablaron de lo que hablan los viejos, del pasado.
Y también del presente, que ya el
Caudillo presentía que pronto dejaría paso al futuro.
Hasta hablaron de política o, por
lo menos, de la manera en que los
distintos países organizan su cadena de mandos para ser gobernados.
Y, según publica hoy El País, Franco le dijo
entonces a De Gaulle:
“En un estado de opinión los partidos políticos existen, pero pugnan por
debilitar al país, luchan contra su unidad”.
¿Están demostrando los hechos el
acierto del diagnóstico de Francio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario