miércoles, 11 de julio de 2018

LAS COSAS DEL AMOR


Quien de aquí no sea ni por aquí viva, que no se dé cabezazos contra la pared.
Ni aunque se le rompa como una sandía en sazón podrá entender lo que el andaluz más cerrado de mollera entiende, entendemos.
Es el lenguaje sonoro de los andaluces un mecanismo de comunicación en todas sus variedades: para transmitir lo que se piensa y para ocultar lo que pretendemos que nadie sepa.
Hay ejemplos de andaluces eméritos que son el epítome de andalucismo verbal, el que pocos dominan y todavía menos entienden.
También hay notorias y notorios (de características anatómicas cóncavas o convexas) que tan suyos son al expresar sus ideas hablando que hasta ellos mismos se confunden a veces y no saben si lo que han dicho es lo que han querido decir.
Refugiado en su confortable senectud El Cordobés y soñando una reviviscencia improbable esa ameba conocida por La Pantoja, el epítome contemporáneo de andaluces y andaluzas es Carmen Calvo,
Empatada en eminencia política por Alfonso Guerra y solo superada por el Felipe González, que puso de moda en el Madrid cupletero el baile por sevillanas, la señota Calvo es lo mejor que Andalucía ha podido ofrecer a España y, por eso, España la ha nombrado vicepresidenta del gobierno, para que vicediga lo que los españoles deben pensar y vicehagan lo que tienen que hacer.
Como los nobles vinos envejecidos en bodegas lóbregas, los años han hecho perfeccionarse a la señora Calvo,
En su primer fulgor de genialidad aseguró que el dinero público no era de nadie y que, por carecer de dueño, se podía gastar tanto en oro como en comprarle sedas al moro.
Y ahora que ha ascendido en rango al haber sido reconocido su talento con la vicepresidencia del gobierno, ¿qué cabe esperar de su ingenio, qué hay que temer de su arrojo?
Ahora que los encargados de manejarlo ya han robado casi todo el dinero público que sus manos administraron, lo que la señora Calvo propone es de mas enjundia y de naturaleza más sutil.
Ni más ni menos que dejar constancia explicita oral, y mejor todavía escrita, de que la persona que tiene una concavidad peculiar como parte diferencial del de la persona con parte diferencial convexa, acceda a que el tornillo entre en la tuerca.
Total, una cosa parecida a Dafnis y Cloe adaptada al materialismo científico, o a la música de cañonazos para amenizar “El Lago de los Cisnes”.
Si la romántica propuesta de la sensible vicepresidenta prospera, el futuro que les espera a los que sufran mar de amores será más o menos así, cuando llegue el momento de la verdad:
--¿Me amas?
--Te idolatro
--¿Quieres que sellemos nuestro apasionado amor con la fusión de nuestros cuerpos?
--Impaciente estoy por ello y por las deliciosas sensaciones que se ello se deriven,
--Ea, pues fírmame este papel de consentimiento a mi propuesta.
--Vale, pero antes debo consultarla con mi abogado.
Por cosas como estas nacen tan pocos niños en España.   

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