Quien de aquí
no sea ni por aquí viva, que no se dé cabezazos contra la pared.
Ni aunque se
le rompa como una sandía en sazón podrá entender lo que el andaluz más cerrado
de mollera entiende, entendemos.
Es el lenguaje
sonoro de los andaluces un mecanismo de comunicación en todas sus variedades:
para transmitir lo que se piensa y para ocultar lo que pretendemos que nadie
sepa.
Hay ejemplos
de andaluces eméritos que son el epítome de andalucismo verbal, el que pocos
dominan y todavía menos entienden.
También hay
notorias y notorios (de características anatómicas cóncavas o convexas) que tan
suyos son al expresar sus ideas hablando que hasta ellos mismos se confunden a
veces y no saben si lo que han dicho es lo que han querido decir.
Refugiado en
su confortable senectud El Cordobés y soñando una reviviscencia improbable esa
ameba conocida por La Pantoja, el epítome contemporáneo de andaluces y
andaluzas es Carmen Calvo,
Empatada en
eminencia política por Alfonso Guerra y solo superada por el Felipe González, que
puso de moda en el Madrid cupletero el baile por sevillanas, la señota Calvo es
lo mejor que Andalucía ha podido ofrecer a España y, por eso, España la ha
nombrado vicepresidenta del gobierno, para que vicediga lo que los españoles
deben pensar y vicehagan lo que tienen que hacer.
Como los
nobles vinos envejecidos en bodegas lóbregas, los años han hecho perfeccionarse
a la señora Calvo,
En su primer
fulgor de genialidad aseguró que el dinero público no era de nadie y que, por
carecer de dueño, se podía gastar tanto en oro como en comprarle sedas al moro.
Y ahora que ha
ascendido en rango al haber sido reconocido su talento con la vicepresidencia del
gobierno, ¿qué cabe esperar de su ingenio, qué hay que temer de su arrojo?
Ahora que los
encargados de manejarlo ya han robado casi todo el dinero público que sus manos
administraron, lo que la señora Calvo propone es de mas enjundia y de
naturaleza más sutil.
Ni más ni
menos que dejar constancia explicita oral, y mejor todavía escrita, de que la
persona que tiene una concavidad peculiar como parte diferencial del de la
persona con parte diferencial convexa, acceda a que el tornillo entre en la
tuerca.
Total, una cosa
parecida a Dafnis y Cloe adaptada al materialismo científico, o a la música de
cañonazos para amenizar “El Lago de los Cisnes”.
Si la
romántica propuesta de la sensible vicepresidenta prospera, el futuro que les
espera a los que sufran mar de amores será más o menos así, cuando llegue el
momento de la verdad:
--¿Me amas?
--Te idolatro
--¿Quieres que
sellemos nuestro apasionado amor con la fusión de nuestros cuerpos?
--Impaciente
estoy por ello y por las deliciosas sensaciones que se ello se deriven,
--Ea, pues
fírmame este papel de consentimiento a mi propuesta.
--Vale, pero
antes debo consultarla con mi abogado.
Por cosas como
estas nacen tan pocos niños en España.
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