La gente, que es como es,
demuestra una vez más que el todo es la suma de las partes con esta astracanada
del juicio a los pretendidos separatistas catalanes.
Y es que unos
creen que un castigo como el que les han impuesto los jueces es una barbaridad y
otros sostienen que es una filfa y que, en cuanto salgan del treno, van a
volver a liarla.
Y, entonces,
¿qué?
Pues una de
dos: a los que se compruebe o sospeche que han quebrantado la ley, se les
ejecuta sobre el terreno o el policia que los detenga saca la petaca y el librillo
de papel de fumar, lo convida a un cigarro y hoy por ti y mañana por mí.
Y, si no se
castiga a los malos,¿que mundo va a ser este mundo?
Pues el que
es.
¿O es que a
esos tios conocidos por diputados y senadores y que por no darle un palo al
agua van a cobrar un dineral no se aprovechan de la vida birlonga que ellos han
organizado en provecho propio?
Pues, a la
carcel, que aquí o todos moros o todos cristianos , que en democracia todos
somos iguales.
Todos los
obligados a obedecer somos igual de primos y todos los que tienen el privilegio
de mandar son igual de tunantes.
--Y, si no
fuera así, ¿qué diferencia habría entre el que manda y el que obedece?
--Ninguna. Por
eso esa doctrina se llama acracia, que quiere decir que solo cada uno manda en
sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario