En aquella era geológica
de tantos movimientos sísmicos que se conoce como tiempos terremotos, la gente
que tenia hambre mataba un bicho para comérselo o se comía la carroña de lo que
le hubiera sobrado al que lo antecedió en el festin.
¿Y si se equivocaba
de bicho y en vez de atacar a un conejo atacaba a un leon?
Pues, generalmente y
en esos casos, en vez de comerse al bicho, el bicho se lo comía a él.
¿Y qué tiene eso
que ver con lo de Cataluña, que es lo que más nos preocupa porque es de lo que
más hablan en televisión?
Que lo de Cataluña
es, si bien se mira por la televisión, como aquella feroz lucha por la vida en
los azorados balbuceos de la humanidad en los que, si el hombre bípedo se
equivocaba y, en vez de comerse a una gallina intentaba zamparse a un león,
acababa en las tripas leoninas.
Pero, ¿qué me dice
usted, que se infiere de su símil?
Pues que, como la cosilla siga así como hasta ahora, el resto de los españoles tendremos que chamullar el chau.chau de los catalanes.
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