Uno, en su incuria
cateta, había supuesto que solo puede contaminarse algo si entra en contacto y
asimila alguna sustancia externa y ajena a su naturaleza.
Un suponer: mi
primo Chus contaminó un resfriado de órdago a su novia la Puri, cuando le dio un
beso retorcido de 32 minutos de duración.
O, sin ir más
lejos, esos asquerosos derivados del petróleo que, reconvertidos en bolsas contenedoras,
cubren la superficie de la tierra.
--Y de sus mares.
Menos mal que un
hombre providencial llamado Walter Mondale, que no se sabe por qué carajo llegó a vicepresidente de los
Estados Unidos, advirtió de que lo que procedía de la tierra, como son el
petróleo y sus derivados, va a acabar con la tierra.
--Pues vaya usted a
saber. A lo mejor es como ese cocido que estas preparando con tanto esmero para
comértelo y echar un sonoro eructo y que te descuidas y le vuelcas el tarro de la sal.
--¿Y?
Que, cuando te lo terminas, tienen que ingresarte en la UVI por
los feroces ardores que te ha provocado.
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