jueves, 21 de mayo de 2009

EL REAL MADRID FICHARA A OBAMA

El Real Madrid, la institución española más conocida fuera de las fronteras de España,anda metida en elecciones para escoger al mandamás que la mangonee.
Aunque hiciéramos abstraccion--como dirían los finos-- del inventario de sus triunfos deportivos, el Real Madrid seguiría siendo una herramienta envidiable para prestigiar a quien la maneje.
Aparte de que aparecería a la izquierda de los personajes más influyentes y poderosos de la tierra y de que no se le cerraría la puerta de ningún despacho donde se ventilaran cuartos y prebendas, el Presidente del Real Madrid representa a 85.000 socios y 1.800 peñas, los consulados exteriores del club.
Por eso, entre otras naderías, la presidencia del Real Madrid es el caramelo que insaliva el paladar glotón de todos los ambiciosos que tengan el respaldo de 85 millones de euros, el aval necesario para convertirse en candidato.
Es larga y truculenta la lista de ardides utilizados para llegar a la presidencia del Real Madrid, pero Juan Onieva ha anunciado uno tan inesperado como audaz e infalible: ha prometido que hará presidente de honor a Barak Husein Obama.
Así cualquiera. Recurrir a instancias superiores al quehacer societario en disputa debería estar prohibido. En el mundo del deporte, sin embargo, el recurso taumatúrgico a Obama para conseguir el fin que Onieva persigue tiene, que yo sepa, un antecedente:
El de Rodríguez, el escuchumizado conserje del casino de mi pueblo al que, los días previos a algún partido particularmente comprometido del Betis, se le veía arrastrar sus pies planos hasta la hornacina de la Virgen en la Calle Ancha—la Broadway de Palma del Río—para sobornar a la madre de Cristo con unas monedas.
Mal está lo de buscar en Obama al Beltran Duguesclin que ayudó a Enrique II a despenar a su hermano Pedro I (papel que aquí correspondería a Florentino Pérez) que ya ha anunciado su intención de volver a presidir el club.
Se dice que Florentino, que tiene más dinero que Dios talento, va a comprar por lo que le pidan a los futbolistas más famosos del mundo para, después de que demuestren en el Real Madrid que son unos petardos, venderlos por lo que le den.
Con el Creso del fútbol como oponente, Onieva lo tiene imposible aunque la incongruencia de sus propósitos bastaba para su derrota porque, ¿cómo fiarse de que cumplirá su promesa de españolizar al Real Madrid si invoca como guía a un extranjero que, aunque negro, no es brasileño sino norteamericano y como entrenador a otro extranjero que, aunque de la Nueva España no es español?
Hay malpensados que sospechan que lo de Onieva es una artera triquiñuela de mayor calado que la de fungir cmo presidente del Madrid.
Dicen que, tras la oferta a Obama, se esconde el propósito de romper la amistad que lo une con Rodríguez, el presidente del Gobierno Español,conspicuo barcelonista declarado, famoso por sus embustes y por la entrañable coincidencia política e ideológica con el Presidente norteamericano.

miércoles, 20 de mayo de 2009

CUENTOS DEL PSOE: LA DERECHA COME NIÑOS CRUDOS

No tienen los españoles la culpa de confundir franquismo y derecha porque el propio dictador señaló tozudamente a la izquierda como enemiga de España, a la que confundía con su propia persona.
Franco, que no era de derechas ni de izquierdas porque su única ideología, como la de todos los déspotas, era ejercer el poder absoluto, ha sido y sigue siendo el mayor enemigo que la derecha ha tenido en España.
Perjudicó a la derecha porque se le identifica con ella y, en éste país que quiere olvidarse de Franco, aterra que gobierne un partido con el que se le confunde.
Lo sorprendente es que, para cualquier analista político no español, el franquismo tuvo más similitudes con la izquierda que con la derecha.
Pero la confusión ideológica es la herramienta más útil del PSOE para evitar el triunfo electoral del Partido Popular.
Tan bien lo saben los socialistas, que en su primer vídeo de propaganda para las elecciones europeas de Junio, repiten el mensaje que siempre les dio la victoria: voto que no respalde al PSOE, facilita el triunfo de la derecha.
La articulación de Europa de manera favorable a los intereses españoles, el desempleo, la crisis económica o los despilfarros del dinero público son amenazas baladíes comparadas con el triunfo electoral del Partido Popular, el triunfo de la derecha.
Es un mensaje de efecto garantizado porque los mismos adversarios políticos del PSOE colaboran en la eficacia del ardid.
Los candidatos del Partido Popular parecen admitir la supuesta perversidad de la derecha porque se indignan cada vez que sus oponentes los llaman derechistas, como si fuera un insulto.
Torpe e inútil empeño porque, si se admite que son partidos de izquierdas el socialista y el comunista, su único adversario con posibilidades políticas de gobierno es el Partido Popular que, como oponente de los de izquierdas, tiene que ser de derechas.
¿Y qué?
Las ideologías clásicas se han hibridado para lograr gobiernos eficaces y, aunque partidos de izquierda adopten medidas consideradas de derechas y los de derechas asuman programas propios de la izquierda, hay líneas maestras que definen sus filosofías:
La derecha, cuando entran en colisión Libertad e Igualdad, se inclina por el primero de esos dos principios de la democracia, emanados de la revolución francesa, mientras que la izquierda da preferencia a la Igualdad sobre la Libertad.
La izquierda legisla para cambiar la sociedad y la derecha para adecuar las leyes a los cambios que la sociedad ha experimentado en su evolución.
Para la derecha, cada individuo tiene derechos inviolables en la organización social mientras que, para la izquierda, prevalece el derecho del estado sobre el del individuo.
La derecha cree que el individuo es capaz de procurarse por sí mismo, o asociándose por propia conveniencia, los bienes y servicios que necesita. La izquierda está convencida de que el Estado sabe lo que el individuo necesita y se lo proporciona mejor.
En momentos de enajenación radical, tanto la derecha como la izquierda han cometido tropelías pero, sin duda ninguna, ha sido más duradera la opresión de los regímenes de izquierdas, más sanguinarias sus dictaduras y más corruptas sus burocracias.
Franco, Hitler y Mussolini propugnaron con tanta saña como Mao, Lenin, Stalin o Pol Pot el igualitarismo entre sus pueblos sometidos, y persiguieron la libertad con igual contumacia.
¿Por qué, entonces, el PSOE asusta a los españoles con el miedo al triunfo electoral de la derecha?
Porque, a fuerza de repetir una mentira—el camarada Goebbels era más socialista que nacional dentro del nacionalsocialismo—los españoles asumen como verdad absoluta una mentira: la maldad intrínseca de la derecha y la beatífica bondad de la izquierda.

martes, 19 de mayo de 2009

AYER Y HOY DE LA ETICA EN POLITICA

Si los políticos de la República levantaran la cabeza, no tendrían que perder una guerra para salir huyendo camino del exilio: les bastaría comprobar lo que, impunemente, derrochan sus colegas de ésta Monarquía Parlamentaria y Constitucional.
Por sobornos, que el propio inductor del delito cifró en medio millón de pesetas, cayó el gobierno derechista de Alejandro Lerroux en Octubre de 1935, el encono político se exacerbó, España se escindió en dos mitades irreconciliables que compitieron en las elecciones de 1936 y estalló la guerra civil.
Todo lo desencadenó la denuncia de Daniel Strauss, un germano-holandés con pasaporte mexicano, de que había regalado relojes de oro y otros obsequios a Aurelio Lerroux y otros allegados del entonces presidente del gobierno y líder del partido radical republicano para que le gestionaran permiso de uso para una ruleta.
El juego seguía prohibido en España desde la dictadura de Primo de Rivera y, como la máquina de Strauss y su socio Perlowitz (la straperlo), solo funcionó tres horas en el casino de San Sebastián y ocho días en el balear de Formentor antes de que la policía interviniera, Strauss exigió que le devolvieran lo que se había gastado en sobornos.
El delincuente, amigo y colega del mítico boxeador Max Schmeling y de Rafael El Gallo, desencadenó con la denuncia que envió al Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, la crisis que hizo caer al gobierno, alentó el enfrentamiento político y desembocó en la guerra.
Por medio millón de pesetas.
En estos venturosos tiempos en los que el pueblo español ha sabido hacerse más sabio y la prudencia lo ha enseñado a tomarse con cachaza la trivialidad del despilfarro de los dineros públicos, no hay peligro de que por euro más o menos nos tiremos los trastos a la cabeza.
Puede que haya quien vista trajes que pagan otros, que se compren sillas de medio millón de pesetas cada una, que se gaste medio millón de euros en el coche del presidente de Cajamadrid o que, en el arreglo de la residencia del Presidente de Canarias, se gastan sesenta millones de pesetas.
Será todo eso tan verdad como que ese despilfarro coincida con cinco millones de ciudadanos sin empleo pero, ¿por algo tan mezquino como el dinero vamos a perder la compostura?
Sería impropio de uno de los pueblos más progresistas y liberales del planeta.

lunes, 18 de mayo de 2009

EUROFESTIVAL Y DESANIMO

No pretendo comparar el abatimiento en que se sumieron los españoles tras la pérdida de Cuba con el que cada año los aflige tras el Festival de Eurovisión, porque el primero apesadumbró a menos de la mitad que el segundo.
El que desencadenó lo de Cuba pudo afectar a dieciocho millones y medio de personas. Las víctimas posibles de lo de Eurovisión son 46 millones.
En cuanto a la gravedad de cada uno de esos desórdenes anímicos, depende de lo a pecho que se lo tomara el apenado.
Se publicaron sesudos tratados, se crearon escuelas de pensamiento y se hurgó en el alma colectiva de los españoles para explicar, diagnosticar y superar lo de Cuba.
El padre del regeneracionismo, Joaquín Costa, se largó su “Crisis política de España. (Doble llave al sepulcro del Cid)” y, aunque sus herederos—los de la generación del 98— se volvieron hacia la almendra de España, que es Castilla, todos coincidían en que había que ver lo bien que estaba el libro.
Este humilde servidor de ustedes, en sus “Sentencias Salomónicas para doce problemas humanos y para uno divino”—un librito que analiza y resuelve todos los problemas de la Humanidad—advertía en 2007 sobre lo de eurovisión, y nadie hizo caso. Así nos fue y así nos irá.
En esencia, el premio de eurovisión lo enfocamos como un objetivo en sí, y no como una oportunidad: la de que los europeos conozcan la belleza de nuestra música, el hondo significado de nuestras añejas costumbres y el peculiar sustento popular de nuestra cultura.
Nos emperramos en mandar gente que cante el mismo tipo de baladas que los demás, con la misma escenificación de los otros y, como no tenemos más vecinos que Andorra y Portugal, son los únicos que nos votan.
Pero está visto que no sirve disolvernos en el conjunto renunciando a lo que nos hace diferentes para mimetizarnos tanto con Europa que dejemos de parecer españoles.
¿Qué hay que hacer, entonces?
Que sea una comunidad autónoma la que, por orden alfabético, seleccione cada año lo mejor de su música tradicional, para que represente a toda la nación española.
Andalucía, la primera por orden alfabético, debería mandar un gitano sesentón y gordo que, con voz cascada, cante una soleá con el único acompañamiento de un guitarrista canijo y una pareja de baile limpia, pero normal: nada de ninfas ni efebos.
¿Escenario? Un telón blanco con un reloj sin manecillas.(Los intelectuales, que todo lo explican, dirían que representa la inmutabilidad del tiempo y la intrascendencia del presente)
Que Aragón mande una agrupación de joteros, ellos todos con sus cachirulos, sus garrotas y sus fajas ciñendo las orondas barrigas y, ellas, dejando ver el albo polisón bajo las aladas faldas.
¿Y la agrupación de muñeiras que, animada por los aturuxos, el gemido de la gaita y el golpeo sincopado del tamboril muestre a los europeos que hay fiestas que nada tienen que envidiar a la monotonía americanizada que cada año padecen?
Que los del País Vasco enseñen a los europeos la bravura del zortzico mientras un par de aizkolaris les demuestran cómo se cortan troncos, o que los de La Mancha los amaestren en las faenas de su campo, haciendo que una mula torda dé vueltas sobre la parva al compás de un cante de trilla.
Y que nadie proteste si tampoco gana España así el festival de Eurovisión porque, copiando baladas americanizadas, no nos comemos una rosca.
Peor no puede irle a España exhibiendo lo genuino de su música y, además, no pueden acusarnos de fomentar los inconvenientes de la globalización que, tenerlos, los tiene.

viernes, 15 de mayo de 2009

HABLANDO SE CONFUNDE LA GENTE

Que Dios no permita que dude de su inabarcable talento ni de su infinita misericordia aunque sospecho que, si consiente que pase lo que pasa, es porque no presta mucha atención a lo que está pasando.
Y no me refiero a las trapacerías que, cara a cara, le hace un semejante a otro porque, en la naturaleza humana, la tendencia al bien se equilibra con el impulso al mal para que el hombre haga uso de eso que se llama su libre albedrío y pueda ser imputado por sus actos.
Lo que me preocupan son manifestaciones más sutiles que, aunque parezcan bienintencionadas o inocuas, acarrean consecuencias perversas: las mixtificaciones idiomáticas.
Hasta he llegado a sospechar que tienen como propósito confundir nuestras mentes para empujarnos a la enajenación suicida.
Si así fuera, no sería por aquiescencia de Dios, sino por instigación del diablo, la cara falsa de la moneda de la que Dios es la cara de ley.
A ver, si no:
Lo de “Estado de Derecho”: como si hubiera habido algún Estado en el que la casta que lo controla no se afanara en promulgar una tupida maraña de leyes para acorazarse contra los que intenten desplazarlos para ser ellos los que chupen del bote.
Lo de “Agentes sociales”: paniaguados que defienden su sustento atribuyéndose la representación de todos los trabajadores, aunque solo un uno por ciento de los asalariados coticen a su sindicato.
Y la cosa no se queda, naturalmente en la política. Vean:
Ya nadie “dice”, sino que “comenta”. Los “negros” son “subsaharianos”, aunque hayan nacido en Barranquilla (Colombia).
Lo de “a más a más” por “además” y lo de “de buena mañana” en vez de “por la mañana temprano”, se puede disculpar con buena voluntad y espíritu liberal como el peaje necesario para la hibridación de las lenguas oficiales de este país que se extiende entre Andorra y Gibraltar.
Pero hay cosas que desconciertan hasta al más ecuánime:
Buscando churros congelados—suculento desayuno que engorda, aumenta el colesterol, incrementa la inteligencia y contradice todos los interesados consejos dietéticos--, encontré en un supermercado una bolsa de plástico.
Aunque un dibujo ilustraba el contenido y el letrero “Churros de lazo” lo ratificaba, sospeché que me estaban dando gato por liebre.
El motivo de la sospecha eran los dos letreros debajo del primero: “Begizta-Txurruak” decía el primero y “Xurros de llaç” el segundo.
No las tenía todas conmigo, por lo que llegué a la conclusión de que, para zanjar una duda teórica, nada mejor que someterla a una verificación empírica.
(Perdón por contagiarme con la epidemia de mixtificaciones y haber escrito lo de “verificación empírica” por “probarlos”.)
Lo hice. El aspecto era de churros, el sabor de churros y la textura, la de los churros. Digo churros y no jeringos, su nombre genuino, porque lo de churros es una mixtificación más del nombre verdadero de esa masa frita.
Es evidente que ni los churros de la bolsa congelada ni los que te sirven en las cafeterías madrileñas tienen nada que ver con los que hacía Lola, la jeringuera de la plaza de abastos de mi pueblo, que tenía su puesto a menos de 50 metros de la cama en la que me despierto cuando por allí ando.
Escribo en pasado porque Lola, vistosa gitana de pura cepa, ya no fríe jeringos en el puesto. Otra mixtificación: los gitanos que antes iban por el monte solos, ahora hasta se jubilan.

miércoles, 13 de mayo de 2009

EL DEBATE DEL CONGRESO Y LA BATALLA DE MUNDA

Por lo que dicen los que allí estuvieron y los que se lo oyeron contar a los que lo presenciaron, el doce de mayo de 2009 se debió armar la marimorena en el templo de la democracia española, el Congreso de los Diputados.
No me enteré muy bien de lo que pasó porque, como tanta gente habló tan prolijamente del alboroto, fue poco lo que saqué en claro.
Pero intuyo que se pareció a lo de la batalla de Munda, que hace más o menos dos mil años libraron en mi pueblo dos facciones que se disputaban mandar en Roma.
En el congreso de los diputados se enfrentaba un tal Zapatero, que hacía de Cayo Julio César, y Mariano Rajoy que, como sucesor de José María Aznar—eclipsado desde hace cinco años—interpretaba a Tito Labieno, el general que sucedió a Cneo Pompeyo Magnum, muerto tres años antes.
Al contrario que en Munda, donde ni César ni Labieno se vieron las caras, en el Congreso de los Diputados dicen que los jefes de las dos facciones enfrentadas se dijeron de todo y, si no llegaron a las manos, fue por educación y por exigencias del reglamento.
--¿Y quien ganó?”—interrumpe impaciente el escuchante del relato bélico—“¿Fue Zapatero el que se llevó el gato al agua o se lo llevó Rajoy?”.
--“Pues no se sabe”—tiene que admitir el narrador—“porque los cesarianos dicen que ganó Zapatero y los pompeyanos proclaman que el vencedor fue Rajoy”.
--“Pues vaya rollo de comparación entre lo de hace tantos siglos y lo del día doce de mayo”—se queja el incorregible cascarrabias—“si ni siquiera sabemos el ganador del enfrentamiento del Congreso, ¿en qué se parece eso a la victoria de Cesar en Munda?”.
Se parece en que los pompeyanos y los cesarianos se pelearon en Munda por lo mismo que se pusieron verdes en el Congreso de los Diputados, sin llegar a las manos, el jefe de los socialistas, Zapatero, y el de los populares, Rajoy: por mandar, por el poder.
--Pues yo he oído decir—discrepa del crónico disidente—que si discutieron fue porque cada uno de ellos quería arreglar a su manera no sé qué crisis.
--Ese fue el pretexto, pero todos los Zapateros y los Rajoys que en el mundo han sido, y serán, se pelean por el ansia de poder, la coacción del hambre o los apremios del sexo.

lunes, 11 de mayo de 2009

UN DRAGON QUE YA NO DUERME

Lo dijera en 1803 antes de autocoronarse Emperador o en Santa Helena cuando ya no lo era, parece cierto que Napoleón avisó que, cuando el dragón chino despertara, el mundo se estremecería.
Que China se desbordara y se extendiera más allá de los límites de su Gran Muralla no era para todos el peligro amarillo del que había que asustarse, porque algunos lo esperaban como recurso extremo para que su país recuperara la libertad perdida.
Cuando el mundo todavía era lógico porque los malos de la Unión Soviética y los buenos de las Democracias Occidentales estaban asépticamente separados por un oportuno telón de acero, el oficio con el que entonces me ganaba las angulas me llevó a Checoslovaquia.
Faltaban todavía más de veinte años para que aquél país se partiera en dos y hacía casi diez de que los tanques rusos habían frustrado las veleidades de libertad de la Primavera de Praga.
Las secuelas de la represión por aquel intento aplastado perduraban, pero si las manifestaciones externas contra la presencia soviética se habían acallado, muchos de los checos albergaban la esperanza íntima de lograrlo.
El guía-intérprete que me había asignado el Ministerio para ayudarme-controlarme, me preguntó cuando se debió convencer de que hablaba con alguien del que se podía fiar:
--¿Sabes cual es la solución para Checoslovaquia? Declararle la guerra a China y, cuando el ejército chino llegue a nuestras fronteras, rendirnos y pedir la paz.
El peligro chino, para aquél patriota checo iluso, era más remoto que el de la Unión Soviética, cuyo territorio tendrían que haber atravesado los soldados asiáticos para llegar a Checoslovaquia.
De mis tiempos en Estados Unidos recuerdo algunos acontecimientos que conmocionaron a los norteamericanos: la boda de Jacqueline Kennedy con Onassis, la victoria de los Mets de Nueva York en la serie mundial de béisbol de 1969, el aterrizaje en la luna y el viaje de Nixon a China.
Pues una empresa de aquella China, entonces misteriosa y amenazante, va a alquilar 63.000 de los 800.000 metros cuadrados de la torre de 600 metros de altura que se alzará en Nueva York sobre las ruinas del World Trade Center contra cuyas torres gemelas se estrellaron aviones secuestrados por fanáticos musulmanes suicidas.
El terror que sobrecogió a la humanidad cuando presenció por televisión el zarpazo del hasta entonces inadvertido dragón islámico devaluó los tenebrosos presagios sobre el airado despertar del monstruo chino.
Puede que el general francés, famoso gracias a la marca de coñac a la que pusieron su nombre, cometiera solamente un error de matiz: que el dios del comercio, Mercurio, y no el de la guerra, Marte, sea el lazarillo del dragón chino, que ya no duerme.