El cristianismo empezó cuando San Pablo se cayó de un caballo y el zapaterismo terminó cuando El Pais se cayó de un guindo.
Los dos fenómenos se asemejan en la caída y difieren en las causas del batacazo. En la de San Pablo, aunque fuera intervención divina para que no llegara a Damasco, debió influir su fanatismo por acabar cuanto antes con la herética secta de los seguidores de Cristo.
El guindo del que se cayó El País es un árbol cargado de la apetitosa fruta conocida por televisión digital de pago que el grupo de presión política PRISA, dueño del periódico, confiaba guindar en exclusiva.
Pero José Luis Rodríguez Zapatero, usufructuario del huerto en el que crece el guindo, ha defraudado a PRISA entregándoselo a otro.
El otro es Jaime Roures, dueño de la productora Mediapro, del diario Público, de GOL TV, de los derechos para transmitir casi todos los partidos de fútbol, y rival de PRISA en el galanteo a Zapatero.
Roures carece de canales de televisión digital terrestre de cobertura nacional, pero el decreto de Zapatero le permite vender a otras plataformas sus derechos para que emitan sus partidos de fútbol.
Las plataformas cobran a sus abonados y pagan a Mediapro por el derecho a emitir los partidos. Digital +, de PRISA, y con la mitad de los más de dos millones de abonados a la televisión de pago, ha quedado a merced de un acuerdo con Roures para difundir el fútbol, médula de su negocio.
Digital + y su propietaria se sienten engañadas por la veleidad de Zapatero y su desasosiego,(no por perder el cariño del gobernante sino el dinero que esperaban ganar), les ha arrancado la venda que les impedía ver lo que para los demás era evidente: que el presidente del gobierno es un desastre.
Desde que hace un mes anunció el decreto de la televisión, el zapaterismo ha perdido a su principal valedor y la gestión política de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta entonces encomiable, le parece a PRISA detestable.
El acta del divorcio de PRISA y Zapatero es el editorial de El Pais “En la pendiente” del 16 de septiembre, en que denuncia “el imprevisible contorsionismo” del presidente, lo acusa de “puentear y desautorizar” a sus ministros, de “impulsar políticas que no se sabe en qué consisten” y diagnostica que se está “precipitando por una pendiente”.
PRISA se cayó del guindo y, como a San Pablo cuando lo desmontó su caballo, la ha deslumbrado una luz que los demás, desde hacía años, percibían.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
martes, 15 de septiembre de 2009
AFGANISTAN PARA LOS AFGANOS
Aunque precipitada y sin la mano izquierda que habría sido aconsejable para no enojar al aliado norteamericano, la retirada de las tropas españolas de Irak fue un acierto del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Acertó porque los habían enviado para que impusieran a los habitantes de Irak un sistema de gobierno ajeno a los irakíes, que se resisten a adoptar modos culturales derivados del enciclopedismo cristiano, rechazados por su tradición.
Argumentar que los soldados españoles se retiraron para no intervenir en una guerra injusta es tan simplista como calificar de legal la intervención de tropas extranjeras porque la apadrine la ONU.
Todas las guerras son injustas y la única legalidad admisible es la de rechazar con las armas al ejército extranjero invasor, como los españoles hicieron en su Guerra de la Independencia.
Hizo bien el gobierno en traer de Irak a los españoles y haría todavía mejor si repatriara cuanto antes a los que tiene en Afganistan.
Desde hace 25 siglos,los afganos defiende a su país de intromisiones externas que pretendan hacerles cambiar su forma de manejar Afganistan.
Si los irakies son reacios a amoldarse a una modernización política según el concepto que de modernización tienen los Estados Unidos y sus aliados, los afganos combaten siempre con éxito a los que pretenden que dejen de ser como son para transformarse en lo que no quieren ser.
Por Afganistan pasó Alejandro, Gengis Khan, el ejército imperial inglés, el 40 cuerpo de ejército soviético y todos ellos se retiraron derrotados, dejando a los afganos tan apegados a su forma de vida como antes de que los invadieran.
Rusia desplegó nueve divisiones motorizadas o blindadas, una brigada aerotransportada, 650 helicópteros, tres escuadrones aéreos , destinó 620.000 soldados a Afaganistán en sus nueve años de guerra, perdió 15.000 hombres, y 53.753 resultaron heridos, de ellos 10.571 permanentemente mutilados.
La intervención le costó 451 aviones (333 helicópteros), 147 tanques, 1314 vehículos blindados, 11.369 camiones y la derrota aceleró el hundimiento de la Unión Soviética.
El ruso fue el intento que más cerca estuvo de sacar a Afganistán de sus hábitos ancestrales para integrarlo en la modernidad.
Lo hubiera conseguido si el congresista texano Charlie Wilson no hubiera empujado a los Estados Unidos a ayudar decisivamente a los mujahidines antisoviéticos.
El pago de los guerrilleros islamistas por la ayuda norteamericana fue inspirar el atentado de hace ocho años contra las torres del World Trade Center neoyorquinos, pretexto del gobierno de Washington para capitanear a sus aliados en la actual guerra afgana.
Acertó porque los habían enviado para que impusieran a los habitantes de Irak un sistema de gobierno ajeno a los irakíes, que se resisten a adoptar modos culturales derivados del enciclopedismo cristiano, rechazados por su tradición.
Argumentar que los soldados españoles se retiraron para no intervenir en una guerra injusta es tan simplista como calificar de legal la intervención de tropas extranjeras porque la apadrine la ONU.
Todas las guerras son injustas y la única legalidad admisible es la de rechazar con las armas al ejército extranjero invasor, como los españoles hicieron en su Guerra de la Independencia.
Hizo bien el gobierno en traer de Irak a los españoles y haría todavía mejor si repatriara cuanto antes a los que tiene en Afganistan.
Desde hace 25 siglos,los afganos defiende a su país de intromisiones externas que pretendan hacerles cambiar su forma de manejar Afganistan.
Si los irakies son reacios a amoldarse a una modernización política según el concepto que de modernización tienen los Estados Unidos y sus aliados, los afganos combaten siempre con éxito a los que pretenden que dejen de ser como son para transformarse en lo que no quieren ser.
Por Afganistan pasó Alejandro, Gengis Khan, el ejército imperial inglés, el 40 cuerpo de ejército soviético y todos ellos se retiraron derrotados, dejando a los afganos tan apegados a su forma de vida como antes de que los invadieran.
Rusia desplegó nueve divisiones motorizadas o blindadas, una brigada aerotransportada, 650 helicópteros, tres escuadrones aéreos , destinó 620.000 soldados a Afaganistán en sus nueve años de guerra, perdió 15.000 hombres, y 53.753 resultaron heridos, de ellos 10.571 permanentemente mutilados.
La intervención le costó 451 aviones (333 helicópteros), 147 tanques, 1314 vehículos blindados, 11.369 camiones y la derrota aceleró el hundimiento de la Unión Soviética.
El ruso fue el intento que más cerca estuvo de sacar a Afganistán de sus hábitos ancestrales para integrarlo en la modernidad.
Lo hubiera conseguido si el congresista texano Charlie Wilson no hubiera empujado a los Estados Unidos a ayudar decisivamente a los mujahidines antisoviéticos.
El pago de los guerrilleros islamistas por la ayuda norteamericana fue inspirar el atentado de hace ocho años contra las torres del World Trade Center neoyorquinos, pretexto del gobierno de Washington para capitanear a sus aliados en la actual guerra afgana.
lunes, 14 de septiembre de 2009
EMPEZO EN ARENYS DE MUNT
Se detecta un sospechoso interés en desdeñar la consulta independentista de Arenys de Munt porque su resultado carece de traducción legal.
Saben los interesados en quitarle importancia que los cambios políticos radicales, por lo general, se anticipan a su encuadramiento en un marco jurídico que los consolide.
Confían en que cuando el proceso iniciado en Arenys se complete con resultados similares en los otros 60 municipios previstos, los catalanes se toparán inesperadamente con un hecho consumado: su voluntad plebiscitada de separarse de España.
Es una apuesta tortuosa y no exenta de dificultades, la principal de ellas que los catalanes opuestos a la independencia lo descubran, sacudan la pasividad que los dejó en casa en Arenys y voten contra la desmembración.
Si siguen confiados en que la casi folclórica consulta inicial no ha sido más que un exabrupto romántico, cuando reaccionen será tarde porque habrán dejado de ser españoles de Cataluña y serán únicamente catalanes.
Puede que el instinto separatista de algunos catalanes se haya extendido a una mayoría de aquella región y que, tarde o temprano, Cataluña se constituya en estado independiente de España.
Las dos partes perderían algo con la modificación del mapa político actual pero ni sería una catástrofe ni a los habitantes de los dos estados les cambiaría radicalmente su vida personal.
Pero, si la separación llegara a consumarse, ya sería tarde para lamentar no haber frenado a tiempo el capricho de los políticos que alentaron en Cataluña la independencia y propiciaron en España la desmembración.
Cuando todavía están a tiempo los españoles de evitar una modificación del mapa de España, hay un hecho evidente: son más insistentes las voces que alertan en castellano de los inconvenientes de la separación que las de los que hacen la advertencia en catalán.
Saben los interesados en quitarle importancia que los cambios políticos radicales, por lo general, se anticipan a su encuadramiento en un marco jurídico que los consolide.
Confían en que cuando el proceso iniciado en Arenys se complete con resultados similares en los otros 60 municipios previstos, los catalanes se toparán inesperadamente con un hecho consumado: su voluntad plebiscitada de separarse de España.
Es una apuesta tortuosa y no exenta de dificultades, la principal de ellas que los catalanes opuestos a la independencia lo descubran, sacudan la pasividad que los dejó en casa en Arenys y voten contra la desmembración.
Si siguen confiados en que la casi folclórica consulta inicial no ha sido más que un exabrupto romántico, cuando reaccionen será tarde porque habrán dejado de ser españoles de Cataluña y serán únicamente catalanes.
Puede que el instinto separatista de algunos catalanes se haya extendido a una mayoría de aquella región y que, tarde o temprano, Cataluña se constituya en estado independiente de España.
Las dos partes perderían algo con la modificación del mapa político actual pero ni sería una catástrofe ni a los habitantes de los dos estados les cambiaría radicalmente su vida personal.
Pero, si la separación llegara a consumarse, ya sería tarde para lamentar no haber frenado a tiempo el capricho de los políticos que alentaron en Cataluña la independencia y propiciaron en España la desmembración.
Cuando todavía están a tiempo los españoles de evitar una modificación del mapa de España, hay un hecho evidente: son más insistentes las voces que alertan en castellano de los inconvenientes de la separación que las de los que hacen la advertencia en catalán.
domingo, 13 de septiembre de 2009
AUMENTO DEL IVA A LOS FASCISTAS
Los que siempre culpan al gobierno de engañar lo acusan ahora de mentir cuando asegura que el dinero adicional para los parados lo sacará subiendo los impuestos a los españoles más ricos.
Dicen que, al aumentar como pretende el gravamen del Impuesto al Valor Añadido (IVA), los pobres pagarán lo mismo que los ricos en términos absolutos, y relativamente más que los adinerados porque les quitarán una parte proporcionalmente mayor de sus escasos recursos económicos.
No quieren enterarse de que, en una democracia como la española, los que gobiernan nunca mienten y saben más que la oposición, son más honrados y más inteligentes.
En ésta ocasión también, se han precipitado los enemigos del gobierno al acusarlo de torpe y mentiroso, sin saber cómo piensa aplicar esa subida del IVA.
El gobierno de España no solo demostrará que es más listo que la oposición nacional, sino que supera en inteligencia a los sabihondos del Banco Central Europeo porque, al aumentar el IVA, devaluará el euro sin que se lo puedan impedir.
El gobierno ya se había percatado de que subir el IVA perjudica más a los pobres que a los ricos, por lo que conjuntó a los más sagaces miembros del ejecutivo y a sus más lúcidos asesores en un grupo de trabajo—lo llaman think tank o brain storming group, que queda más moderno—para que aporte soluciones.
Ya han llegado a la conclusión de que la subida del IVA no puede afectar a los parados (sería como quitarles con el IVA lo que les dan con los subsidios) ni a quien acredite su condición de pobre. Todavía no hay acuerdo sobre la forma de demostrar esa pobreza.
Coinciden en que sería al Ministerio de Igualdad al que correspondería certificar la desigualdad que amerite la no aplicación y sugieren que, si el ministerio no tiene tiempo de emitir los certificados de pobreza que eximan del pago, se acepten como válidos otros documentos:
--Carné de afiliación al partido socialista o comunista, ya que organizaciones que acogen a “los pobres del mundo” no aceptarían a ricos en sus filas.
--Pruebas evidentes de homosexualídad, lesbianismo, drogadicción, reincidencia delictiva, no fumar, ser lector de El Pais o Público, oyente de la SER y/ o espectador de CNN, la sexta, la cuarta y las autonómicas de Andalucía y Cataluña.
El rompepelotas discrepante, que nunca está de acuerdo con nada, se irrita:
--“Oiga, que muchos de esos son ricos, o por lo menos no son pobres”.
El jefe del brain storming group lo tranquiliza;
--“Pero son demócratas y de lo que se trata”—lo ilustra—“es de que el impuesto adicional lo paguen los fascistas”.
Dicen que, al aumentar como pretende el gravamen del Impuesto al Valor Añadido (IVA), los pobres pagarán lo mismo que los ricos en términos absolutos, y relativamente más que los adinerados porque les quitarán una parte proporcionalmente mayor de sus escasos recursos económicos.
No quieren enterarse de que, en una democracia como la española, los que gobiernan nunca mienten y saben más que la oposición, son más honrados y más inteligentes.
En ésta ocasión también, se han precipitado los enemigos del gobierno al acusarlo de torpe y mentiroso, sin saber cómo piensa aplicar esa subida del IVA.
El gobierno de España no solo demostrará que es más listo que la oposición nacional, sino que supera en inteligencia a los sabihondos del Banco Central Europeo porque, al aumentar el IVA, devaluará el euro sin que se lo puedan impedir.
El gobierno ya se había percatado de que subir el IVA perjudica más a los pobres que a los ricos, por lo que conjuntó a los más sagaces miembros del ejecutivo y a sus más lúcidos asesores en un grupo de trabajo—lo llaman think tank o brain storming group, que queda más moderno—para que aporte soluciones.
Ya han llegado a la conclusión de que la subida del IVA no puede afectar a los parados (sería como quitarles con el IVA lo que les dan con los subsidios) ni a quien acredite su condición de pobre. Todavía no hay acuerdo sobre la forma de demostrar esa pobreza.
Coinciden en que sería al Ministerio de Igualdad al que correspondería certificar la desigualdad que amerite la no aplicación y sugieren que, si el ministerio no tiene tiempo de emitir los certificados de pobreza que eximan del pago, se acepten como válidos otros documentos:
--Carné de afiliación al partido socialista o comunista, ya que organizaciones que acogen a “los pobres del mundo” no aceptarían a ricos en sus filas.
--Pruebas evidentes de homosexualídad, lesbianismo, drogadicción, reincidencia delictiva, no fumar, ser lector de El Pais o Público, oyente de la SER y/ o espectador de CNN, la sexta, la cuarta y las autonómicas de Andalucía y Cataluña.
El rompepelotas discrepante, que nunca está de acuerdo con nada, se irrita:
--“Oiga, que muchos de esos son ricos, o por lo menos no son pobres”.
El jefe del brain storming group lo tranquiliza;
--“Pero son demócratas y de lo que se trata”—lo ilustra—“es de que el impuesto adicional lo paguen los fascistas”.
jueves, 10 de septiembre de 2009
VOTAN A LOS QUE ENVIDIAN
En La Maddalena, población e isla del mismo nombre al norte de Cerdeña, han coincidido dos políticos que, gracias a que sus votantes se ven en ellos cuando se miran al espejo, ganan elecciones.
Silvio Berlusconi, que alardea de ser el mejor primer ministro en los 150 años de historia de Italia, no oculta el secreto de su éxito: “Los italianos”—asegura—“quieren ser como yo”.
José Luis Rodríguez Zapatero, menos franco o más ladino sabe, aunque no lo admita, que lo votan porque encarna la máscara de progresía candorosa tras la que los españoles quisieran ocultar sus depreciados fervores pretéritos.
Zapatero y Berlusconi son políticos de mérito porque, por intuición o cálculo, han sabido conectar con la mayoría de sus conciudadanos.
Pero a ninguno de los dos corresponde la gloria del descubrimiento de esa piedra filosofal que transmuta en seguidores a la masa amorfa de votantes.
Son discípulos de un genio que, además de persuadir a sus conciudadanos para que lo respaldaran, los condujo de desastre en desastre hasta la derrota final en una guerra catastrófica: Benito Musolini.
Dicen que El Duce, cuando uno más de sus aduladores lo ensalzaba por su acierto al crear el fascismo, lo corrigió:
“El fascismo”—cuentan que le dijo—“no lo inventé yo. Lo encontré en los más profundo del alma de los italianos”.
Nemesio Rodríguez, un entrañable amigo y lúcido periodista que durante años fue corresponsal en Roma, me explicó: “ los italianos votan a Berlusconi porque les gustaría ser ricos, influyentes, astutos, tener queridas como él y burlar la ley sin que los metan en la cárcel”.
En el alma italiana de entreguerras había delirios imperiales y, en la de hoy, ansia de drogas, sexo, vacaciones y rock and roll.
En el alma de los españoles actuales, botellón, subsidios, misiones de paz y aborto libre.
Silvio Berlusconi, que alardea de ser el mejor primer ministro en los 150 años de historia de Italia, no oculta el secreto de su éxito: “Los italianos”—asegura—“quieren ser como yo”.
José Luis Rodríguez Zapatero, menos franco o más ladino sabe, aunque no lo admita, que lo votan porque encarna la máscara de progresía candorosa tras la que los españoles quisieran ocultar sus depreciados fervores pretéritos.
Zapatero y Berlusconi son políticos de mérito porque, por intuición o cálculo, han sabido conectar con la mayoría de sus conciudadanos.
Pero a ninguno de los dos corresponde la gloria del descubrimiento de esa piedra filosofal que transmuta en seguidores a la masa amorfa de votantes.
Son discípulos de un genio que, además de persuadir a sus conciudadanos para que lo respaldaran, los condujo de desastre en desastre hasta la derrota final en una guerra catastrófica: Benito Musolini.
Dicen que El Duce, cuando uno más de sus aduladores lo ensalzaba por su acierto al crear el fascismo, lo corrigió:
“El fascismo”—cuentan que le dijo—“no lo inventé yo. Lo encontré en los más profundo del alma de los italianos”.
Nemesio Rodríguez, un entrañable amigo y lúcido periodista que durante años fue corresponsal en Roma, me explicó: “ los italianos votan a Berlusconi porque les gustaría ser ricos, influyentes, astutos, tener queridas como él y burlar la ley sin que los metan en la cárcel”.
En el alma italiana de entreguerras había delirios imperiales y, en la de hoy, ansia de drogas, sexo, vacaciones y rock and roll.
En el alma de los españoles actuales, botellón, subsidios, misiones de paz y aborto libre.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
LA MANIA DE MODERNIZAR AFGANISTAN
Por muy sabio que fuera, Sócrates se equivocó al afirmar que el hombre es el mayor de los misterios porque no hay misterio más incomprensible que la manía de los extranjeros de que Afaganistan se modernice.
Un siglo después de que Socrates muriera Alejandro Magno quiso llevar al dominio persa que era entonces Afganistán la cultura griega. Su ejército ocupó la zona, pero no modernizó a los afganos. Lo mismo le pasó después a Gengis Khan.
Budismo, hinduismo y zoroastrismo lo tiñeron de modernidad coyuntural hasta que el islamismo se asentó el año 636 en el país y es, desde entonces, el principal aglutinante de sus 30 millones de habitantes, pertenecientes a dos docenas de etnias distintas y casi siempre enfrentadas.
Hindúes, chinos o rusos han pretendido influir en Afganistán esporádicamente y los ingleses intentaron incorporarlo a la modernidad en una larga y desastrosa guerra. Hasta los alemanes fracasaron cuando el primer ministro Hashim Khan los llamó para equilibrar la influencia que se disputaban rusos e ingleses.
(Uno de los ingenieros de la alemana Organización Todt cuenta que, cuando planteaba la construcción de puentes, los afganos se negaban a obedecerlo y lo hacían de mala gana. Tiempo después, cuando regresó para comprobar el estado de sus obras, descubrió que el cauce de los ríos, modificado cada año según la intensidad del deshielo, discurría lejos de los puentes que había construido).
Además del Islam que practicaban, unía a los afganos la monarquía, que toleraban hasta que el general Mohamed Daud Kan, primo, cuñado y ex primer ministro del rey Mohamed Zahir, lo destronó, dicen que con la aquiescencia del soberano, de vacaciones en Roma.
Daud fue víctima de un sangriento golpe cinco años más tarde y, finalmente, el comunista Babrak Karmal se hizo con el poder,que le disputaban los mujahidines islámicos en una feroz guerra santa.
En la nochebuena de 1979 el ejército soviético acudió en su auxilio e invadió Afganistan.
Diez años después, y tras 14.453 muertos y 53.753 heridos—según datos oficiales—las tropas rusas se retiraron y la derrota aceleró el derrumbe de la Unión Soviética.
La ayuda encubierta de los Estados Unidos a los guerrilleros islámicos fue decisiva para la derrota soviética.
Los integristas musulmanes pagaron la ayuda norteamericana inspirando los atentados de las Torres Gemelas, que los norteamericanos pretextan para la modernización de Afaganistán que capitanean secundados, entre otros paises, por España.
Un siglo después de que Socrates muriera Alejandro Magno quiso llevar al dominio persa que era entonces Afganistán la cultura griega. Su ejército ocupó la zona, pero no modernizó a los afganos. Lo mismo le pasó después a Gengis Khan.
Budismo, hinduismo y zoroastrismo lo tiñeron de modernidad coyuntural hasta que el islamismo se asentó el año 636 en el país y es, desde entonces, el principal aglutinante de sus 30 millones de habitantes, pertenecientes a dos docenas de etnias distintas y casi siempre enfrentadas.
Hindúes, chinos o rusos han pretendido influir en Afganistán esporádicamente y los ingleses intentaron incorporarlo a la modernidad en una larga y desastrosa guerra. Hasta los alemanes fracasaron cuando el primer ministro Hashim Khan los llamó para equilibrar la influencia que se disputaban rusos e ingleses.
(Uno de los ingenieros de la alemana Organización Todt cuenta que, cuando planteaba la construcción de puentes, los afganos se negaban a obedecerlo y lo hacían de mala gana. Tiempo después, cuando regresó para comprobar el estado de sus obras, descubrió que el cauce de los ríos, modificado cada año según la intensidad del deshielo, discurría lejos de los puentes que había construido).
Además del Islam que practicaban, unía a los afganos la monarquía, que toleraban hasta que el general Mohamed Daud Kan, primo, cuñado y ex primer ministro del rey Mohamed Zahir, lo destronó, dicen que con la aquiescencia del soberano, de vacaciones en Roma.
Daud fue víctima de un sangriento golpe cinco años más tarde y, finalmente, el comunista Babrak Karmal se hizo con el poder,que le disputaban los mujahidines islámicos en una feroz guerra santa.
En la nochebuena de 1979 el ejército soviético acudió en su auxilio e invadió Afganistan.
Diez años después, y tras 14.453 muertos y 53.753 heridos—según datos oficiales—las tropas rusas se retiraron y la derrota aceleró el derrumbe de la Unión Soviética.
La ayuda encubierta de los Estados Unidos a los guerrilleros islámicos fue decisiva para la derrota soviética.
Los integristas musulmanes pagaron la ayuda norteamericana inspirando los atentados de las Torres Gemelas, que los norteamericanos pretextan para la modernización de Afaganistán que capitanean secundados, entre otros paises, por España.
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