miércoles, 10 de marzo de 2010

SALIR DE LA CRISIS O SALIR DE IRAK

El Ditero, que llevaba el ojo derecho tapado con un parche desde que el oftalmólogo de guardia del Reina Sofía de Córdoba se lo tapó para curarle la fisura en la córnea que le hizo la pezuña de un jamón, insistía en que no lo veía claro.
--“Si es tan inútil como decís”, repetía erre que erre, “¿por qué es el Presidente y sacó más votos cuando lo reeligieron que cuando ganó la primera vez?”.
--“Porque”—insistía en su cantinela Ramón Pichaymedia, que culpaba hace tres meses a Zapatero de la sequía y lo acusaba ahora porque no dejaba de llover—“engaña a los españoles”.
Salomón Cabeza Sagaz, que engullía unas puntillitas primorosamente fritas, ayudándose con frecuentes libaciones de manzanilla, presidía como un Pantocrátor la disputa de sus acólitos.
--“¿Que nos engaña?”—se encrespó el Ditero—“¿Nos engañó cuando nos sacó de la guerra ilegal de Irak, en la que nos metió Aznar?”
El agricultor Pichaymedia, que ni sabía ni le interesaba saber por donde quedaba Irak ni si hay guerras legales o ilegales, no dejaba de pensar en los guarros que este año había tenido que vender diez euros por arroba más baratos que el año pasado, ni en las vacas atascadas en el barrizal de su finca.
--“De donde nos tiene que sacar es de la crisis, que de Irak ya nos habrían echado tarde o temprano los moros”.
Salomón, al que apodaban a sus espaldas Alfonso Décimo, seguía impertérrito en su afán de devorar lo que El Pitorro les había servido.
--“Díle a éste”—le imploró El Ditero—“si tiene o no más mérito sacarnos de Irak que de la crisis”.
Alfonso Décimo agarró una servilleta de papel, se limpió cuidadosamente los labios, sacó un Ducado, lo prendió, le dio una profunda calada, expelíó una bocanada de humo, miró al techo y murmuró:

Sacar las tropas de Irak
fue mucho más meritorio
que cerrar el Purgatorio
por indulto general.

martes, 9 de marzo de 2010

ESPAÑA Y SU IDENTIDAD

Mal van las cosas cuando no van bien y en España han ido rematadamente mal en los últimos tres mil años, salvo en esos efímeros lapsos en los que la euforia por un triunfo deportivo, el descubrimiento casual de un Mundo Nuevo o la victoria inesperada contra un invasor invencible descubrió a los españoles un destino común.
Los fulgores épicos escasean en la rutina histórica por lo que, en un cómputo benévolo de los pasados tres mil años, no llegan a 365 los días en que los españoles se identificaron como parte integrante de un mismo pueblo.
Los 2.999 años restantes, la mitad de los españoles se dedicó a que la otra mitad se resignara a la identidad que pretendían imponerles.
Con esto de las autonomías el problema se ha multiplicado por diecisiete.
Baste como muestra el zipizape que suscitó la vasca Rosa Díez al referirse al carácter supuestamente definitorio de la identidad del individuo oriundo de Galicia.
Por eso, es imprescindible consensuar la identidad del español como individuo, antes de acometer la tarea de definir al español como pueblo.
Lograremos poner los bueyes delante de la carreta para que, de una vez por todas, las tribus que usufructúan el medio millón de kilómetros cuadrados de la actual España funcionen armónicamente como pueblo.
Hay un método infalible para que, en la intimidad infranqueable de la única libertad inviolable, la del pensamiento, cada uno de los 46 millones de ciudadanos con nacionalidad española se sincere consigo mismo y averigüe si se identifica como español.
Que cada uno, a solas y sin compañía de otros, coloque ante su vista una estampa del cuadro “El Entierro del Conde de Orgaz”. Si se siente identificado con alguno de los solemnes personajes taciturnos, trascendentes e impecablemente engolados de la parte inferior del cuadro, es indudablemente español.
El retrato del Caballero de la Mano en el Pecho es también una piedra de toque idónea para calibrar su genuina españolidad. Mientras más identificado se sienta con el modelo, más español será.
Porque cada cual es como quiere aparecer ante los demás y los españoles son solemnes, taciturnos, dramáticos y siempre a punto de presentarse ante Dios Padre.
El español tiene derecho a reírse de los demás, pero les niega a los demás el derecho a que se rían de ellos porque todavía no han aprendido a reírse de ellos mismos.

viernes, 26 de febrero de 2010

MARIA TERESA Y LA CICLOGENESIS EXPLOSIVA

Es posible, aunque no probable, que la ciclogénesis explosiva llegue mañana a Palma del Río pero quien ya ha anunciado que visitará esta población del Valle Medio del Guadalquivir es María Teresa Fernández de la Vega.
La vicepresidenta no es la tormenta perfecta pero justifica su llegada a Palma del Río en la comprobación de los daños del fenómeno meteorológico que, desde hace dos meses, encharca los fértiles campos primorosamente cultivados de Andalucía.
La ciudad a la que Fernández de la Vega llegará es una de las pocas del Valle asentada en la margen izquierda del cauce del río y, por lo tanto, la más expuesta a sus cíclicas salidas de madre.
Es, además, el punto de confluencia de Genil y Guadalquivir por lo que, cuando el Río Grande fluye crecido, el Chico se topa con el caudal inusualmente acrecentado, se desborda y anega algunos barrios.
No ha ocurrido así en ésta ocasión porque el ayuntamiento de Palma del Río, escarmentado por los incidentes de riadas anteriores, llevó a cabo una eficaz labor de levantamiento de barreras y topes que han frenado las aguas desbocadas y las han mantenido lejos de zonas habitadas.
¿Por qué, entonces, María Teresa Fernández de la Vega visita un municipio en el que las inundaciones no han afectado directamente a la población, en vez de alguno de los que han tenido que ser evacuadas 1.500 personas?
En el cercano pueblo de Lora del Río hay vecinos a los que las inundaciones obligaron a abandonar sus viviendas, lo mismo que a los de algunas barriadas de Córdoba.
Si Palma del Río no es la ciudad más afectada por el temporal de lluvia, alguna razón tendrá la Vicepresidenta paa singularizarla con su visita. Y la tiene.
La eficacia de sus representantes municipales sustenta la hegemonía del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Palma del Río desde la implantación de la democracia y la relativa satisfacción popular por la gestión de la corporación socialista permite pronosticar su reelección.
Pero el descontento por la ineficaz gestión de la crisis económica del Gobierno Zapatero es una amenaza para el efecto pivotal en la comarca, del bastión socialista electoral de Palma del Río.
María Teresa Fernandez de la Vega llega a Palma del Río, pues, a compartir el aplauso por la eficacia municipal de sus correligionarios y no a remediar catástrofes que el Ayuntamiento socialista local evitó.

jueves, 18 de febrero de 2010

LA CRISIS Y EL PACTO

Si algo tiene el agua cuando la bendicen, la dictadura no será tan mala cuando quienes la rechazan suspiran por restaurarla.
La democracia parlamentaria es para los pueblos como la salud para los individuos porque al primer síntoma de malestar caen en la tentación de cambiar la dieta.
En cuanto la crisis de la economía ha provocado desarreglos estomacales en la democracia parlamentaria española, piden abandonar su variado régimen alimentario y restablecer el frugal menú de la dictadura.
Puede que acuciados por la implacable amenaza de la crisis no se hayan dado cuenta, pero los que quieren un pacto de estado lo que de verdad piden es dejar de lado la democracia parlamentaria y restablecer parcialmente la dictadura.
Se fundamenta la democracia parlamentaria en estimular soluciones diferentes a las del gobierno para resolver un problema.
La dictadura niega a los discrepantes su capacidad de expresar su oposición e impide la difusión de opiniones contrarias a las del gobierno.
Dictadura y democracia son conceptos abstractos y de utilidad variada para resolver problemas concretos, como el de salida rápida y eficazmente de la crisis económica.
La aplicación de la fórmula democrática mantendría siempre en reserva la esperanza de aplicar la política que patrocine la oposición, en caso de que fracase la del gobierno.
Si el pacto de estado amalgama en una misma fórmula los programas de la oposición y del gobierno y la crisis persiste,¿en quien encontrarán esperanza los desesperados?
Pero si el pacto de estado fuera la solución para la crisis, todavía peor porque, ¿para qué estimular la diversidad de opinión si suprimirla es más eficaz?

viernes, 12 de febrero de 2010

ZAPATERO, RAJOY Y EL GALANTEO

La tozudez de la lluvia y la monotonía de su murmullo acentuaron la crónica melancolía de los viejos del bar de El Pitorro y propició que su tertulia se encauzara por los vericuetos filosóficos de las artimañas del Poder.
--“El que gana las elecciones”—sentenció Salomón Cabeza Sagaz—“es como el que se queda con la mocita a la que todos pretenden”.
--“Se queda con la moza”—puntualizó El Ditero con aire de entendido—“porque es el que más vale de todos los pretendientes”.
Salomón, al que a sus espaldas conocían por Alfonso Décimo—encendió un Ducado, expelió una bocanada de humo, le dio un tiento al catavino de manzanilla y concedió a medias:
--Si no necesariamente el que más vale, el que se lleva a la mocita es el que tiene la habilidad de convencerla de que sus rivales son peores.
“Hay galanes con aires de porteño malevo que cortejan a la piva sugiriéndole que escaparán de su desdicha solo si le entregan”.
“Otros galanteadores emplean la táctica opuesta para conseguir lo mismo. Le explican que hay otras más desgraciadas que ella y sugiere que, a su lado, será siempre dichosa, feliz y envidiada por las demás”.
Ramón Pichaymedia que, como a hombre práctico no le gustaba andarse por las ramas, resumió:
--“El primer galán es Rajoy y el segundo Zapatero y si no he entendido mal, los dos engañan a la muchacha para llevársela a la cama. Pero el que la asusta es peor que el que la entusiasma”.
Alfonso Décimo expelió un compasivo suspiro y los aleccionó:
“La herramienta del político para ganar elecciones es la misma que la del enamorado para conquistar a una mujer: enajenarla para que, en la confusión del embeleso, sea su instinto y no su razón la que decida. Tan falaz es prometerle la felicidad como pronosticarle la desgracia, porque el que hace la promesa no controla el futuro.
Como a Pichaymedia lo único que le importaba es que una arroba son once kilos y medio se impacientó:
--Pero, ¿quien es peor, Rajoy o Zapatero, quien confunde más a los españoles?
--Las consecuencias de la confusión que provoca el catastrofista son menos dañinas que las del iluso porque el ser humano se adapta más fácilmente al bienestar inesperado que a la desgracia imprevista.
--¿Entonces?
--Que aunque Rajoy asuste a los españoles, Zapatero es más turbador.

miércoles, 3 de febrero de 2010

DOLOROSO RAPADO DE LA BARBA GRIEGA

El visto bueno de la Comisión Europea a las medidas de Grecia para reducir su déficit presupuestario de casi el 13 por ciento en 2009 dista mucho de garantizar que, aun cumpliéndolas al pié de la letra, saque a ese país de la crisis.
Las medidas propuestas por Grecia y aprobadas por Joaquín Almunia el miércoles en nombre de la Comisión consisten en la congelación salarial de los funcionarios y la subida de impuestos a los combustibles.
Joseph Stiglitz, profesor de economía de la Universidad de Columbia y Premio Nóbel de economía en 2001, ha expresado dudas sobre la eficacia de ese plan.
Advirtió que las medidas para reducir el déficit tendrán el efecto inmediato de frenar el crecimiento de la economía si, simultáneamente, no se asignan fondos a proyectos de desarrollo y se estimula la liquidez crediticia para las empresas.
El profesor vaticinó que la ralentización del crecimiento económico se traducirá inevitablemente en la bajada de ingresos fiscales y en el aumento del déficit que se pretende reducir.
Otros expertos aconsejan prudencia sobre el plan griego aprobado por la Comisión Europea como herramienta adecuada para la solución de los problemas que acosan a la economía de Grecia.
Calculan que la reducción a la mitad del déficit presupuestario, que se cifra ahora en el 13 por ciento, disparará la tasa de paro al 16 por ciento, desde el 9,3 actual.
Aunque no tanto como la griega, la situación de la economía española inquieta también a sus socios de la Unión Europea.
La deuda española, cifrada en alrededor del 70 por ciento del PIB, es mucho menos gravosa que la griega que se sitúa en el 115 por ciento de su PIB, pero la tasa de paro española más que dobla a la griega y el déficit es solo un punto menor.
Aunque menos hirsuta que la griega, la barba española haría bien en ponerse a remojo, en vista del trauma que está causando su rapado al vecino del otro lado del Mediterráneo.

martes, 2 de febrero de 2010

ZAPATERO Y SU GESTION DE LA CRISIS

El 9 de Agosto de 2007 los principales bancos centrales tuvieron que inyectar liquidez a los sistemas bancarios de sus países. Era la confirmación palpable de que el mundo se enfrentaba a una crisis de la economía.
Dos semanas más tarde se supo que 13 fondos españoles estaban afectados, pero José Luis Rodríguez Zapatero se negó a reconocer la existencia de la crisis hasta el ocho de Agosto de 2008, cinco meses después de que lo reeligieran Presidente del Gobierno.
Ignorarla en contra del consentimiento general sobre su gravedad fue la actitud de Zapatero en su gestión de la crisis.
Cuando la tozudez de sus efectos lo forzó a admitir su existencia concentró sus esfuerzos en tapar sus síntomas y minimizar su gravedad.
El pago de subsidios de desempleo, la supuesta benignidad de la crisis en España respecto a otros países, la responsabilidad del gobierno anterior en su gestación y la creación de empleos artificiales de duración limitada fueron sus recetas.
Hasta casi tres años después de que estallara, el presidente no cedió a las demandas generales para que acometiera reformas de las causas de la crisis, en lugar de paliar sus síntomas.
Para ello aventuró un plan para que, dentro de quince años, los que tengan derecho a pensión de jubilación puedan cobrarla aunque para ello tengan que cotizar más tiempo.
Zapatero propuso también un plan de austeridad a tres años, que no implica ahorro en los gastos del ineficaz aparato estatal y que no acomete medidas para resolver el más acuciante de los problemas, la creación de empleo.
La credibilidad y el tiempo que perdió en su gestión de la crisis durante los pasados tres años abonan la suspicacia sobre ese último, por ahora, de sus planes.
Se dice que no es más que la improvisada reacción a encuestas electorales que le son claramente desfavorables y con el que pretende acallar a los que creen que el camino más seguro para salir de la crisis es la salida de Zapatero del gobierno.