martes, 6 de septiembre de 2016

LECCIONES DE LA HISTORIA

Abundan en la Historia los casos ejemplares en los que un individuo se inmoló o sacrificó lo que más quería, que era la vida, para redimir y salvar si no a la Humanidad, a su humanidad más cercana.
Las películas nos han mostrado a  Sansón zamarreando las columnas del templo para que los escombros de la techumbre, sepultaran a los enemigos de su pueblo.
¿Y GuzMán el Bueno? ¿Y el coronel Moscardó? Ambos accedieron a que mataran a sus hijos porque a cambio se salvarían sus correligionarios.
¿Es que los tiempos actuales no son, chispa más menos, como los que por antiguos salen en las películas?
No lo serán seguramente porque ahora abundan los ejemplos  de los que contradicen la historia pasada y quieren hacer la nueva de manera revolucionaria: sacrificar as los que más quiere para salvar su propio pellejo.
Pellejo político, naturalmente, porque la política no tiene alma.
¿Por qué no ofrece Padro Sánchez su vida política para que se salven sus israelitas particulares, los socialistas?
¿Por qué Rajoy no se echa a un lado para dejar de taponar el rebalse a punto de reventar que amenaza con la muerte por ahogamiento de los españoles, amigos y adversarios?
Solo un Sansón de la política española, quizá el más escuchumizado y escaso de músculo electoral, el cada vez menos joven Albert Rivera, se ha ofrecido infructuosamente para sacrificarse como Sansón, Guzman el Bueno o Moscardó.
Del igualmente joven Pablo Iglesias mejor no hablar porque para todos los demás interpreta el papel de filisteo encadenador y no el de Sansón encadenado.

Se adivina ya un final para esta película sobre la situación de España, cautiva y encadenada por los filisteos de la política: que Rivera se junte con los filisteos Sanchez e Iglesias que quieren cargarse a Rajoy, y que todos ellos logren lo que pretenden: que  la techumbre se venga abajo y, con los escombros de sus ruinas y sobre el mismo solar yermo, levantar un templo nuevo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

SORIA Y SUS AMIGOS

Si en vez de una sanguijuela social que como jubilado se alimenta del sudor de los que trabajan,   tuviera que seguir sudando para allegar las habichuelas a su puchero, uno se preguntaría: “¿es más importante ser o parecer?”
Las madres, desde la clarividente sabiduría de su experiencia, instaban a la hija que le acababa de confesar que el dinero que aportaba a casa se lo daba un señorito garboso y pinturero,  que nadie supiera nunca que sus amores eran, en realidad, una transacción comercial.
Y las hijas de entonces,  como el ministro Soria ahora, seguian el prudente consejo hasta que un vecino trasnochador viera salir de amanecida al señorito calavera por la ventana del dormitorio de la casta mocita.
Unos llamados papeles de Panamá fueron el vecino trasnochador que descubrió el nombre de Soria entre los que relacionaban a los que, lo que deberían haber estado haciendo en la honesta y burguesa intimidad de su hogar, lo hacían en la voluptuosa compañía de la hasta entonces casta señorita.
Solo meses después de que el señorito Soria fuera sorprendido saltando a la calle desde el dormitorio de su clandestina amante, los amigos de Soria han accedido a su petición de que lo destinen a la abigarrada vecindad del Banco Mundial, donde es más probable repetir sus ligerezas morales que en las recoletas calles de su pueblo.
En menudo lio ha metido el Soria del cuento a sus amigos.
Ha puesto a prueba su amistad y, como el que tiene un amigo tiene un tesoro, sus amigos han decidido mantener esa estrecha relación con Soria, aun a costa de que al hacerlo susciten dudas sobre su propia honestidad.

Para eso, y para más, están los amigos

domingo, 4 de septiembre de 2016

COMEDIA Y NO DRAMA


“Y luego, in continente, 
caló el chapeo, requirió la espada, 
miró al soslayo, fuese y no hubo nada” (Cervantes)

Como al valentón  de Cervantes le va a pasar a unos cuantos que yo me sé y cuyos nombres repite el eco de la publicidad concertada que es la prensa oída, escrita o televisada.
Todos ellos, cuando los que ahora los obedecen los obliguen a obedecerlos, reirán los chistes que ahora les rien a ellos los que los obedecen.
Porque olvídense de esa vulgaridad de que la gente se aúpa al poder para ganar dinero: lo que a los políticos “los pone (cachondos)” es que les rían los chistes, les abran paso, los adulen como ellos tuvieron que adular a los que les mandaban a ellos.
No es la política una noble lucha por la supervivencia sino una artera competición por la preeminencia.
Así que de esa manera sería conveniente entender éste episodio nacional de los políticos españoles compitiendo entre ellos no para conseguir ser considerado el mejor, sino para demostrar que los demás son peores que cada uno de ellos.
Y, ¿en ésta comedia chusca quien engaña a quien y quien sale ganando?
Los engañados, ante todo, son los espectadores que pagaron para ver la representación de un drama y solo les ofrecen una astracanada, que es un drama de cuchufleta.

Y los que ganan son el empresario que contrató a los cómicos a menos precio que si fueran los actores de drama que anuncia el cartel, los propios actores sobrevalorados por la publicidad cartelera y las vicetiples que enseñan las piernas, más vistosas que el talento que pudieran, o pudieran no tener.

sábado, 3 de septiembre de 2016

RETORNO A LA AUTOCRACIA

Ya que hasta una plebeya fregona se aristocratiza al traducirla al ingles y convertirla en mopa, démosle una solución a la inglesa a lo que, en castellano, parece no tenerla.
Me refiero, como ya habrán adivinado, a esa preocupación tan persistente que ha evolucionado a obsesión: la incapacidad de formar gobierno.
Lo que nos puede sacar del atolladero tiene, en castellano,  una fórmula castiza: “de perdidos, al río” que en ingles sería “from losts to the river”.
La receta consistiría, tanto en inglés como en castellano, en buscar una solución extrema al embrollo democrático en el que nos metieron hace cuarenta años los que se empecinaron en hacernos vestir frac democrático a los españoles, habituados a no salir de casa sin la faca en la faja.
Si ésta democracia ha pasado de solución a problema, resolvamos el problema acabando con la democracia que lo origina.
Ya tenemos en marcha esa solución: vascos, catalanes, gallegos y hasta algunos andaluces son ya precursores de hacer regresar a esta España seudo moderna a la España tradicional: que cada cual se tire pedos con su propio esfinter para disfrutar en exclusiva del aroma que expela.
Es volver al origen de esta raza multiracial: el vecino, cuanto más cercano, es más sospechoso de enemistad, cuanto más elejado es más apetecible aliado para acabar con el vecino más cercano y al que se niegue a creer lo que cada uno crea, se le mata si no se convierte a la creencia propia.
¿Resultado previsible de la fórmula traducida al léxico de las ideologías políticas? autocracia, renuncia a que los demás hagan, crean, piensen o vistan como uno mismo.
La autocracia, como antítesis de la democracia, es la solución al problema que la democracia española ha creado.

Porque, al menos en la España eterna y moderna, el que no siga el mandamiento de cada uno es inevitablemente su enemigo y con el enemigo no se transa: se le elimina.

viernes, 2 de septiembre de 2016

QUE EL GOBIERNO SIGA EN FUNCIONES


“Si la Ley de Presupuestos no se aprobara antes del primer día del ejercicio económico correspondiente, se considerán automáticamente prorrogados los Presupuestos del ejercicio anterior, hasta la aprobación de los nuevos.” (Artículo 134-4 de la Constitución Española)
¿A qué viene entonces el contubernio entre los políticos mendaces y los comentaristas de prensa, radio o televisión compinchados con los políticos, al amenazar a los incautos con que, si no hay gobierno no habrá presupuesto?
Los presupuestos ahora vigentes, los de 2016, seguirán sacándole dinero a los contribuyentes para que el gobierno se quede la mayor parte y reparta lo que quede entre los ciudadanos a los que les sacaron la totalidad.
Y, si el gobierno sigue disponiendo del dinero presupuestado para 2016, ¿qué necesidad tiene de aprobar otros?
Obviamente, para aumentar lo que los presupuestos de 2016 los autoriza a detraer de los ciudadanos, para sacarles más.
(Según el acuerdo entre PP y Ciudadanos, rechazado por los que defienden que el Gobierno debería sacarles todavía más a los contribuyentes, otros 30.000 millones de euros en cuatro años)
Así que no solo no es imprescindible que el gobierno en funciones recupere el pleno ejercicio de sus funciones (proponer que se aprueben leyes que les permita aumentar los impuestos), sino que es conveniente que el gobierno, si no puede aumentar la recaudación fiscal, saque lo que precise ahorrando lo que ahora gasta en su adiposa burocracia.

Y que ésta situación extrema a la que ha llegado España al carecer de Gobierno se prolongue, por lo menos, doscientos años más.

jueves, 1 de septiembre de 2016

LA PROVECHOSA OBEDIENCIA

Un ministro, que compartía con sus tareas administrativa la inevitable exhibición oral de su cinismo, me confidenció que la unanimidad es la culminación de la democracia porque demuestra que, si no hay oposición discrepante, es porque todos coinciden en señalar qué es lo mejor  o lo más veraz.
Ese maestro de prudente cinismo que  era Porfirio Muñoz Ledo lo practicaron todos y cada uno de los muchos grupos parlamentarios en la sesión de investidura.
Hasta los grupos unipersonales en los que un solo diputado representaba a los votantes de su partido fueron seguidores de la doctrina de Don Porfirio (el bueno porque el malo fue un feroz dictador, porque todo dictador que se precie debe ser feroz) que encabezó la larga tiranía del Porfiriato.
Fue la de ayer, pues, una sesión parlamentaria memorable en ésta peculiar democracia que ha sido capaz, en menos de 40 años, de demostrar la ineficacia de su aplicación en política.
¿Hubiera podido algún diputado de alguno de los grupos parlamentarios españoles discrepar con su voto del voto de sus compinches?
Habría podido pero el riesgo que hubiera afrontado al hacerlo le parecía demasiado alto como para correrlo.
¿Lo habrían matado, le hubieran puesto orejas de burro?

Peor, se habría quedado para in eternum sin el acta de diputado que consiguió gracias a su jefe, a cambio de obedecerlo en todo y que le había mandado que ayer  votara “No” , sin preguntarle siquiera si le apetecía abstenerse o, (¡horror!) votar que quería que Mariano Rajoy fuera presidente del gobierno.

INDISCIPLINADOS GREGARIOS

Que nadie vuelva a decir, o por lo menos que no lo diga en mi presencia, que el español es un pueblo de gentes indisciplinadas, individualistas, amigos de la improvisación e incapaces de someterse a las reglas que se les impongan.
¿No son los diputados a Cortes una muestra representativa de los cuarenta y pico millones de españoles a los que representan?
O no eran españoles de los de a de veras, y no representaban al resto de los de su casta y su mítica indisciplina y su romántico individualismo es un cuento tan falso como el de Blancanieves y los siete enanitos.
Prueba irrebatible de que los españoles no son bravos sino mansos y de que están más capacitados para ser borregos que para ser pastores es el resultado de la votación  para elegir Presidente del Gobierno, que equivale al pastor que guía a las ovejas.
Ni uno solo de los 350 borregos apiarados en el redil del Palacio de las Cortes votó en contra de lo que el pastor les había mandado que votaran.
Borregos encorbatados y ovejas manicuradas, eso sí, pero que se fían más del que les mande que de su supuesto instinto que, según la leyenda, mueve a los españoles a su indisciplinado individualismo.
“Pero”,(ya salió el aguafiestas que quiere desmontar mi argumento) “los españoles son personas humanas”.
 Los españoles, hay que concederle, son personas aborregadas o borregos españolizados porque los borregos saben que obedeciendo al pastor siguen comiendo yerba y los diputados temen que, si desobedecen al jefe de su partido, se les acaba la plácida vida de la que disfrutan.

Así que el mítico individualismo y su legendaria indisciplina se acaban en cuanto el gregarismo les garantice jartarse de comer.