viernes, 6 de abril de 2018

LA DEMOCRACIA Y LO DE PUIGDEMONT


En la tertulia que rutinariamente mantenemos algunos dioses después del desayuno, se ha hablado esta mañana de lo de Puigdemont y el tribunal alemán que lo ha condenado, pero no por lo que pedía la justicia española.
“Es que”---se le hinchaban las venas de excitación a un diosecillo ibero de poca monta—“a lo más que podrá condenársele es a doce años de cárcel”.
Y no caía de su burro por más que se le explicara que, una vez bajo el control del sistema penitenciario español, al preso Puigdemont podría  pasarle cualquier cosa:  enamorarse perdidamente de un narcotraficante encarcelado  y olvidarse de la política o resbalar con una cáscara de plátano y desnucarse en la caída.
¿Y no habría sido mejor que el tribunal alemán resolviera el problema que los españoles tenemos con Puigdemont?
Pues, en conflictos como el que el prófugo catalán ha empantanado a la democracia española, lo mejor sería recuperar la feroz dictadura franquista el cuarto de hora imprescindible para trincarlo, condenarlo y fusilarlo.
¿Y después?
Después de resuelto el engorro catalán, los españoles podrían retornar a lo que tanto les gusta: echarse acaloradas campañas electorales, depositar papeletas en urnas y hablar tan mal del gobierno que este gobernando en ese momento como bien de la oposición que se proponga sucederlo.
¿Y cuando haya pasado de ser oposición a ejercer la responsabilidad de gobernar?
Pues mientras esté mandando, leña al mono.
Porque, a ver si nos enteramos, la democracia es un sistema de organización política que faculta a los gobernados a poner a parir al gobierno, al  que no le queda más remedio que agachar la cabecita y admitir que lo blanco es negro.

viernes, 23 de marzo de 2018

SADOMASOQUISMO


Eso de poner la otra mejilla para que te la abofeteen igual que abofetearon a la primera está muy bonito, pero es poco práctico.
Lo más probable es que, después de la segunda bofetada venga la tercera  y después la cuarta.
El abofeteado acaba acostumbrándose y se le hace insoportable vivir sin que la pausa entre palizas se estreche tanto que hasta pide que se acelere el ritmo de los guantazos.
Por masoquista se conoce al que, o a la que, en el sufrimiento encuentra placer y sádico al que, o a la que su placer lo encuentra haciendo sufrir.
Así que si el destino empareja a un sádico(a) con una(un) masoquista, esa unión será indestructible.
Ni el imprevisible contratiempo de una felicidad idílica podrá destruirla.
Y eso que pasa entre la gente, ¿podría pasar también entre las naciones, los pueblos o las regiones de una misma nación?
Puede pasar y, de hecho pasa.
Como prueba, el caso de Cataluña.
De vez en cuando, si la parte sádica de la pareja descuida la atención que merece la parte masoquista, reverdece la crisis que requiere el tratamiento habitual: unas cachetadas sonoras, unos azotes con un buen vergajo y vuelta al catre, hasta que el cuerpo de la parte masoquista de la pareja le demande a la parte sádica una atención conveniente.
¿Una atención conveniente? ¿Eso qué es?
Que se quite el cinto y le de unos vergajazos.

jueves, 8 de marzo de 2018

PRIMARIAS OBLIGATORIAS


Tiempo han tardado en acordar una necesidad tan evidente, pero como no hay mal que cien años dure, por fin se han puesto de acuerdo Ciudadanos, Socialistas y Podemos en la obligatoriedad de que todos los partidos aspirantes a cargos públicos celebren antes primarias para escoger los candidatos.
Observadores atentos de la realidad política española, aunque sin afiliación partidaria, aplaudieron la iniciativa.
“Mientras se peleen  por el cargo al que aspiren, dejarán en paz a los ciudadanos que aspiran todos a fastidiar” se felicitó un connotado ácrata al que solo imaginarse votando le produce sarpullido.
Pero, cuando le aclararon otros pormenores del acuerdo se revolvió tan  furioso que los loquearos que acudieron a auxiliarlo lo  tuvieron que empacar en una ruda camisa de fuerza.
“¿Que los contribuyentes tenemos que pagar el gasto de las primarias, con un impuesto nuevo o subiendo los impuestos actuales?”
“Traedme”,-- gritó--, “un manojo de políticos, que me los trago como si fueran boquerones fritos”.
Peripatéticos espectadores de la escena coincidieron en su indignación, pero expresándola en berridos de variados tonos.

martes, 6 de marzo de 2018

DE TONTOS Y DE LISTOS


Es evidente que no todos tenemos obligación de no ignorar nada  ni necesitamos saberlo todo.
Hasta servidor, que sabe más que Briján, y no por listo sino por viejo, ignora mucho más que lo que sabe.
Y es que no todo el que sepa freír un huevo, pongamos por caso, tiene que saber que son siete los kilómetros que separan mi pueblo de Peñaflor, un lugar que no se asienta precisamente sobre la colina pedregosa en la que una flor abre sus pétalos.
¿Y?
Pues que los hasta hace nada indómitos españoles se han empeñado en aplicar lo que llaman procedimientos democráticos para acordar lo que durante toda la vida lo habían resuelto a guantazos.
“Pero eso de ahora es mejor que aquello de antes, que era una barbaridad”, sentenciaría un irredento partidario del enjuague constitucional del 78.
Y tendría toda la razón porque, si mediante el acuerdo, la prevalencia de la mayoría democrática sobre las minorías y la aplicación de las leyes no según su justicia sino según el respaldo mayoritario  que las valide, los problemas de la gente no se resolverán.
Ni falta que hace.
Porque el objetivo de la democracia no es satisfacer las necesidades de la gente, sino garantizar que vale más la opinión de dos tontos que la de un listo.

lunes, 19 de febrero de 2018

INFLUENCER O POLITICO


Si en vísperas de rebasar los tres cuartos de siglo te percatas de que tienes cuerda para rato porque han puesto 9999 como fecha de caducidad del carné de identidad recién renovado, hay que olvidar las frustraciones del pasado para gozar los deleites del futuro.
Analizando lo que la vida fue hasta ahora (contarle a la gente que no estaba allí lo que por estar allí presenciaste) hagamos del futuro un tiempo más satisfactorio de lo que lo fue el pasado.
Una rápida ojeada (un cursi diría tour d,horizon) revela que hay dos posibilidades para invertir el tiempo con máxima rentabilidad  de satisfactores pecuniarios y esfuerzo mínimo: político e influencer.
Para lo primero se requiere aparentar sumisión y expresar adulación en todo momento al jefe y exigirles el mismo trato a los subordinados.
Lo de influencer consiste en convencer al que le quieras sacar los cuartos de que tienes en las llamadas redes sociales un rebaño de sumisos seguidores que leen lo que tú escribes, escuchan lo que dices y hacen lo que tú les aconsejas.
El o la influencer ni siquiera tienen que aclararle al o la que le hace la propuesta que, si la acepta en los términos propuestos, los influidos por la o el influencer, pasarán a ser influidos subsidiariamente por quien pague la cuota.
¿Y ganan mucho los políticos y los influencer?
Mucho más que cavando en una huerta, levantando una tapìa o apacentando ovejas.



domingo, 11 de febrero de 2018

VENDAMOS ESPAÑA


Unos decimos hay que ver y otros dicen qué barbaridad, pero a nadie se le ha ocurrido hasta ahora penitenciarse como expiación por consentir lo que de verdad importa, y que nadie se ha atrevido a plantear:
Con un presidente o presidenta de la Generalitat en Barcelona y otro en el extranjero, ¿entre ambos se repartirán el mismo sueldo, o hay que pagarle un sueldo distinto a cada uno de los dos?
Y es que los que siguen echando cuentas en pesetas a pesar de que hace media vida que la sustituyó el euro, se gastan los cuartos como si la nueva moneda no costara casi 200 unidades de la antigua.
Si a lo que tendremos que pagar los españoles por el sueldo de la presidencia de verdad de los catalanes hay que sumarle la de mentirijillas, o los políticos dejan de robar como hasta ahora han venido robando o habrá que poner España a la venta, aceptando la exigencia del comprador: que la desalojen los actuales inquilinos.
Como un país es más o menos como una finca, si España se tasara como un cortijo, que al fin y al cabo es lo que es para sus señoritos los políticos, se podría vender por el equivalente a 20 cosechas anuales que, en el caso de España, sería lo que representa su Producto Interior Bruto,(PIB), un billón de dolares al año.
Serían 20 billones de euros a repartir no entre los habitantes actuales de España, sino entre sus ciudadanos de derecho, para no tener que repartirlo con emigrantes ni turistas.
Un pastizal. Con lo que a cada uno nos tocara nos recibirían con charangas, panderetas y wellcomes en cualquier lugar del mundo.
Todas las fronteras de todos los países se levantarían para abrir paso al español que llegara.
¿Por ser español?
Por ser rico, aunque fuera español.

miércoles, 7 de febrero de 2018

CATALANES, LOS MÁS ESPAÑOLES

Cataluña es una de los componentes díscolos del todo pastueño que es España, la nación especializada en ganar guerras civiles y en perderlas contra enemigos extranjeros.
Que los catalanes son españoles, por mucho que ellos se empeñen en negarlo, lo demuestra que cada vez que se las han visto con los del resto de España han perdido.
Si no fueran españoles, como algunos catalanes se empecinan en proclamar, habrían ganado alguna de sus disputas bélicas, como hicieron todos los demás extranjeros a lo largo de la historia de España.
(Excepto contra nativos extraeuropeos provistos de armas de la edad de piedra y contra cheljas norteafricanos equipados con armas que a ellos mismos les habían arrebatado, los españoles ganaron algunas batallas y perdieron todas sus guerras).
Si los catalanes no fueran españoles, como insisten en proclamarse, habrían derrotado a los españoles en alguna de las ocasiones en que a lo largo de la historia se enfrentaron.
Su trayectoria bélica acredita a los catalanes como el néctar de la españolidad, lo más español de España, los protoespañoles de la esencia hispana.

Porque si no fueran españoles serían extranjeros y, como todos los ejércitos extranjeros derrotaron a los ejércitos españoles, alguna vez habrían salido los catalanes victoriosos en las repetidas guerras libradas contra España.