viernes, 7 de septiembre de 2018

LA GLORIA


El cielo, según las tres religiones que en el mundo arrastran creyentes es no se sabe si un lugar o un estado de ánimo tan rebosante de felicidad como carente de desgracias.
La Gloria es uno de los sinónimos del cielo.
Estar en la Gloria, pues, es lo mismo que estar en el cielo.
Y ¿quién manda en el cielo, a quien le corresponde el privilegio de abrir o cerrar sus puertas a los que en el Paraíso quieran establecer su eterna residencia?
A Dios.
Hasta ahora se creía que dios carece de edad, dimensión, figura y hasta de nombre.
Desde ayer, dios o Dios (con minúscula por si hubiera más de uno y mayusculado si fuera Uno y Unico), tiene nombre, apellido, figura y aparece en el canal 5 de televisión si ese fuera el canal que conecte el telespectador que esté interesado en saber lo bueno que es Pablo Iglesias.
Tiene aspecto de mujer y es conocida por Susana Griso. No es diosa porque Dios, que lo es todo simultáneamente, es tanto mujer como hombre.
Ha sido posible identificarla como Dios-diosa por la frase con que mandó a paseo a un mortal al que estaba entrevistando: “Se acabó tu minuto de gloria”.
Lo echó de su presencia como el colega de Susana nombró a Luzbel fogonero del infierno.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

SER Y PARECER


 



Lo dijo Calderón de la Barca, y no hay más que añadir: “afortunado el hombre que tiene tiempo para esperar”.
Y uno, que lleva 75 años esperando sin saber qué, ha llegado a la conclusión de que gastarlo sin provecho material es lo más acertado que el hombre puede hacer con su tiempo.
Por ejemplo, viendo la televisión, desde la que el PODER nos orienta para que  pensemos como el Poder consigue que todos pensemos.
¿Que a qué viene tanta pavada?
A que ahora empleo mi tiempo perdiéndolo en ver los capítulos de la temporada siete de Homeland, esa serie televisiva norteamericana que tan real parece a los que no conocen ni han conocido la realidad de lo que la serie relata.
Uno de los protagonistas, el que encarna Saul Berenson, personaje de edad madura, rechoncho y abusivamente activo para los años que representa, se gana las habichuelas como Consejero de Seguridad Nacional de la Presidenta, que al principio de la temporada parecía mala y a mitad de temporada parece buena.
El personaje de Berenson aconseja sabiamente a la presidenta poco antes o después de repartir guantazos y esquivar balazos.
Hasta en su aspecto me recuerda a un ciudadano que me adelantaba o al que yo adelantaba muchos días cuando, después de aparcar ambos en los aledaños de la Elipse desde la que se contempla la parte sur de la Casa Blanca,  caminábamos  hacia la residencia presidencial.
Era el consejero de seguridad nacional, Henry Kissinger.
Después lo hizo Nixon secretario de Estado y, a partir de entonces y cuando acudía a la residencia presidencial, entraba por la puerta que da a la avenida de Pennsylvania.
No digo que no hubiera sido capaz de repartir los guantazos que reparte el personaje que en la serie Homeland desempeña el cargo que en aquel tiempo ocupó Kissinger.
Pero, según se rumoreaba, era más galante que valiente, más discreto que bullanguero.

domingo, 2 de septiembre de 2018

LA COMISION DE LA VERDAD


Que el socio-comunista-separatista gobierno de Pedro Sanchez es diferente de los que lo antecedieron lo demuestra la grandiosa tarea que ha anunciado: poner en marcha una “comisión de la verdad”.
Se supone que su primer paso será definir qué es verdad y qué no lo es.
Si necesita seguir gobernando  hasta encontrar una respuesta aceptable a esa pregunta que el hombre se viene haciendo desde que se bajó del árbol, Pedro Sánchez será presidente del gobierno de España hasta siglos después de que España desaparezca.
Verdad es la correspondencia con la realidad de lo que pensamos y sabemos, así que lo que pensábamos y sabíamos hace media no necesariamente tiene que ser verdad ahora.
La verdad es un concepto en permanente evolución por lo que ni Pedro Sánchez, el más listo de los hombres hasta ahora nacido, puede garantizar si a su “comisión de la verdad” le bastará una semana, o necesitará mil años, para establecer qué es verdad y qué no es.
A una mentalidad liberal diferente de la de Pedro Sanchez le sorprendería, pero acabaría aceptando, la conclusión de su comisión de la verdad de que todos los que combatieron en la última guerra civil española fueron tan víctimas como verdugos.
Para entonces, habrán transcurrido tres cuartos de siglo desde que las armas dispararon su última bala.
Los vencedores ya olvidaron su victoria pero, para los derrotados, el tiempo transcurrido desde que enmudecieron los cañones habrá sido una tregua para el  rearme,  que permita aniquilar al ENEMIGO.

miércoles, 29 de agosto de 2018

MONEDERO Y LAS COLAQS VENEZOLQANAS


Un monedero, como su nombre indica, es un artilugio elaborado con diversos materiales y provisto de un cierre, que evita que se caigan las monedas que en su interior se guarden.
Hay múltiples variedades de monederos, entre ellas Juan Carlos Monedero, el individuo que guardó los 400.000 dólares o euros que le regalaron los golpistas venezolanos cuando todavía no habían robado todo el dinero de su país, que ya han robado.
Como no solo a Monedero le dieron dineros los revolucionarios venezolanos, su dadivosidad ha desembocado en la ruina de los venezolanos que, de tener dinero para ahogar en petróleo a media humanidad, han pasado a ser la nube de voraces langostas que han dejado en barbecho a su país y a los países que limitan con Venezuela.
Y, aparte de haberse llevado parte del dinero que Venezuela tenía cuando todavía tenía dinero, ¿qué otra fechoría ha hecho  Monedero?
Pues que, como los venezolanos se han quedado sin un céntimo gracias a lo que han robado  los amigos venezolanos de Monedero, hay una creciente hambruna que obliga a la población a guardar colas en los comercios para comprar algo de comida antes de que se acabe.
¿Y Monedero ha devuelto algo de lo que le quedaba de los 400.000 dólares que los ahora hambrientos venezolanos le regalaron?
--Pues no, lo que ha hecho es alabar las virtudes del racionamiento por su efecto igualitario entre los colistas.
--Pues, bien mirado, no le falta razón.
--Le falta toda la razón porque, si las colas tuvieran esa virtud igualitaria, a los primeros de la cola no les importaría pasar a ser los últimos.

domingo, 26 de agosto de 2018

LA IRRESISTIBLE TENTACION


Es el más audaz el que se impone a un pueblo de cobardes.
¿Cobardes por qué?
a) Porque si no es compañía de otros, nunca se atreven a hacer lo que saben que están obligados a hacer.
b) Porque su miedo a perder lo poco que tienen les aconseja renunciar a lo mucho que podrían tener.
c) Porque se quiere engañar anteponiendo la frugalidad obligada a la  abundancia deseada.
Así que los españoles alternan los ciclos de su historia a partes iguales: decenas de años deseando lo que no conocen,  con períodos similares abominando de lo más reciente que conocieron.
Estudiosos de las anomalías del comportamiento humano (lo que la gente dice que quiere y lo que quiere realmente la gente) recomiendan para tener felices a los españoles:
a) Prohibirles hacer lo que digan que quieren hacer.
b) Cuando consigan lo que se les prohibió conseguir, regular por ley lo que se les había prohibido.
En términos generales y con las salvedades oportunas el español, que al fin y al cabo es un ser humano, es más feliz cuando viola le ley que cuando la respeta.
¿Por qué?, preguntaron a un español.
--Porque me guirra joder al que mande.

viernes, 24 de agosto de 2018

QUÉ HACER Y CÓMO HACERLO


El circulo se cerró y estos inventores de la manteca que tan cansinos son al ponderar lo buena que es la democracia y lo mala que fue la dictadura, han acabado agachando la cabecita y admitiendo que lo blanco es negro.
Porque han llegado a la conclusión de que todo lo que la Dictadura hacía no era malo y, si se enjuicia imparcialmente, menos malo que lo prescrito por la democracia.
Un suponer: gobernar.
La dictadura lo hacía por decreto ley que consistía en que, si al despertarse un lunes le diera al que mandaba el volunto de que fuera domingo, firmaba un decreto- ley y en domingo se convertía ese lunes hasta las doce de la noche.
No como ahora que, para que al que yace en un sitio lo entierren en otro, el que se supone que manda tiene que acatar todas y cada una de las leyes y hacérselas aprobar por los que se supone que deben obedecerlo, los diputados que cobran sus sueldos porque los colocó en un lugar de la lista de segura elección.
(Hay un tropel de gritos, pateos y silbidos, inequívoca muestra de desacuerdo).
Restablecida a duras penas la calma, la voz más estridente del tumulto logra silenciar a las menos ruidosas.
--“Pero usted está proponiendo volver a la dictadura”, grita.
--“Lo que yo propongo” susurra el orador, “es hacer lo que haya que hacer. Lo que importa es hacerlo, no cómo se haga”.



jueves, 23 de agosto de 2018

LAS FILAS


Uno de sus nietos admitió que su abuelo era dueño de 20.000 hectáreas de terreno, una superficie equivalente a la del término municipal de mi pueblo, Palma del Rio.
En aquél verano de 1936, cuando faltaba un cuarto de siglo para que el regadío sustituyera al secano como método de cultivo y la prosperidad desplazara a la miseria, el hambre era la plaga más extendida para el 90 por ciento de la población, que vivía de lo que le sobraba al 10 por ciento restante.
Y como una esperanza para los que nada tenían y un castigo para el que tuviera mucho, llegó la República que nadie sabía lo que sería.
Los más esperaban que fuera mejor que la Monarquía fugitiva y los menos temían que sería peor que el régimen extinguido.
Mandaron, en efecto, los que hasta entonces habían sigo mandados y obedecieron con reticencias  los que habían mandado hasta entonces.
Y la espesa mañana de un día de hierro fundido del mes de Julio sucedió lo que los menos esperaban que llegara y los más temían que ocurriera: el ejército, que a regañadientes había envainado sus espadas para que la República reemplazara a la Monarquía volvió a empuñarlas para que España volviera a ser lo que había sido hasta hacía cinco años.
El pueblo festejó como de costumbre el triunfo de los más contra los menos: quemó iglesias, mató a algunos incautos y satisfizo su hambre endémica con las proteínas que más a su alcance tenían: los toros de lidia que señoreaban las estériles estepas que cercaban al pueblo, y de las que era dueño el terrateniente por antonomasia.
Desde Écija llegó el agraviado seis semanas más tarde, a la cabeza de la columna militar que, al mando del Comandante Baturone, recuperó sin resistencia las casas del pueblo, previamente abandonadas por sus efímeros dueños republicanos.
¿Y lo de “las filas”?
Ni aunque sobreviviera Palma del Rio a la última de las catástrofes que eliminen el postrer recuerdo de la Tierra, se olvidará:
Los reconquistadores militares con el terrateniente como mando efectivo y el comandante Baturone como su asistente, convocó a todos los varones a la Plaza del Ayuntamiento, los hizo formar en filas y, uno por uno, fue revisando a los alistados.
Muy de vez en cuando hacía señas al soldado a su servicio y el señalado salía de la fila, incrédulo todavía por haber salvado la vida.
Hoy he sido convocado por el alcalde de mi pueblo para que asista al acto en el que se rememorará la tragedia.
No iré. No iré a ningún acto en el que se reviva, aunque solo sea en el recuerdo, la infamia disfrazada de justicia del vecino que mata al vecino indefenso.