viernes, 22 de febrero de 2013

EL SON DE LA NEGRA



 
 
Negrita de mis pesares
Ojos de papel volando
A todos diles que sí
pero no les digas cuando
así me dijiste a mí
por eso vivo penandoooo….
No es posible que Blas Galindo se inspirara en este bando de cotorras parlanchinas  que es la casta política española, que hablan sin ton ni son y siempre pretextan que no dijeron lo que dieron a entender cuando hablaban.
Es imposible porque el compositor de la música y autor de la letra de “El son de la negra” la dio a conocer en 1940, en tiempos de la más tenebrosa dictadura, cuando si a alguien se le hubiera ocurrido predecir la democracia de carnaval que hoy sufre España lo hubieran fusilado o metido en un manicomio.
En  doce horas de discursos se pueden decir muchos dislates, escuchar embelesado el orador el tono de la propia voz, dar a entender lo que se quiere decir pero no decirlo abiertamente para guardar la posibilidad de desdecir lo que sugirió pero sin decirlo expresamente.
Nada de lo que en estos dos días del debate sobre el estado de la nación se dijo fue relevante. A quien escuchara los discursos les importó más el cómo que el qué de lo que se dijo.
Prueba de eso es que todos se atrevieron a opìnar cuál de los dos principales contendientes había ganado el torneo dialéctico, pero sin poder precisar lo que dijo para declararlo vencedor.
Esta diarrea verbal propia de la época que nos ha tocado vivir, en la que todo el mundo se gasta un dineral en aparatos carísimos  para decirse idioteces, ha proclamado que se valora más el medio que el mensaje, más la máquina que el talento.
La palabra nada vale y economizarlas no es una virtud.
Lejos quedaron los tiempos en que llamar a alguien hombre de palabra era el mayor elogio.
Se olvidó la virtud de la concisión, la de evitar palabras innecesarios.

Desde que lo ví venir,
supe: por la burra viene.
Dije pa no discutir
dame, toma, tengo o tienes:
La burra no te la llevas
porque a mí no me conviene.

jueves, 21 de febrero de 2013

FALSA DEMOCRACIA PARLAMENTARIA

    A esta forma de organización del Estado que ya nació agonizante en 1978 y en el que nada de lo que parece es, la definieron como democracia parlamentaria.

Como toda la tramoya fabulada desde 1978 y apodada democracia parlamentaria, el nombre no define, sino que encubre la realidad.

Para que la martingala montada en España fuera una democracia parlamentaria debería asentarse en el funcionamiento independiente, uno de otro, de tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

El ejecutivo, en esa clase de sistemas, ejecuta las medidas aprobadas por la mayoría del parlamento y el judicial ratifica o rechaza la legalidad de esas medidas y de su aplicación.

En lo que en España se ha implantado, el candidato que gana las elecciones y ocupa la jefatura del gobierno suele haber sido previamente secretario general o presidente de su partido, que simultaneará con el de presidente del gobierno.

Por el primero de esos cargos da el visto bueno a las listas electorales y, en calidad de máximo dirigente de su partido, decide el sentido del voto de su grupo en todos los asuntos, porque le conciernen como jefe del ejecutivo.

Una de los cometidos asignados exclusivamente al parlamento es el de designar a los responsables de supervisar el buen funcionamiento de tribunales y organismos de supervisión judicial.
   Pero es el presidente del ejecutivo (que se coloca para la ocasión la careta de presidente o secretario general del partido) ordena al jefe del grupo parlamentario de su partido cómo deben votar sus diputados.
Por eso, y aunque se quiera hacer creer que a la dictadura de Franco le sucedió una democracia parlamentaria, es mentira: a la dictadura de Franco le viene sucediendo la dictadura del presidente del gobierno, propuesto como candidato por sí mismo,n su calidad de secretario general o presidente del partido que ganará las elecciones.

En resumen, que la misma persona que se propone a sí misma para encabezar la lista electoral es la que, al ganar las elecciones, maneja los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Por mucho que se les llene la boca al definir este sistema como democracia parlamentaria, es en realidad una dictadura personal temporal. 

La dictadura de Franco, comenzó a tiros y solo acabó con su muerte.
La de ahora, afortunadamente, empieza con el triunfo electoral del candidato autopropuesto, y termina cuando finalice la legislatura.

domingo, 3 de febrero de 2013

DINERO NEGRO


          

Se realizan transacciones en dinero negro para evitar que se reflejen en registros oficiales.
Por eso, cuando Mariano Rajoy publique sus declaraciones de la renta y del patrimonio no aparecerán los ingresos a su nombre que figuran en la lista atribuida a Luis Bárcenas y publicada por El País.
Se demostrará, si ese acta de la inmoralidad del PP se confirma como documento auténtico, que la avaricia y la rapacidad no son características distintivas de los partidos políticos, sino de la naturaleza humana y que, si el truhán se atrinchera en la política, es para eludir mejor el castigo.
El delincuente, sea político o persona normal, viola la ley porque está convencido de que es más listo que su víctima o, dicho de otra manera, que los engañados son idiotas.
Se equivocan porque el timado sabe que es víctima de un delito del que no puede defenderse amparándose en la ley porque el delincuente, si maneja fondos públicos, los empleará para librarse de la acusación.
El denunciante timado, por su parte, tiene que pagar de su bolsillo todos los gastos judiciales y sufragar con sus impuestos la defensa del funcionario o político denunciado.
Por eso, y por desgracia los políticos del partido de Rajoy que ahora mandan saldrán más o menos mojados del chaparrón que los moja, como escaparon sus antecesores en tormentas similares.
Y más vale que así sea porque, que se sepa, ningún Estado en fase terminal como el que sobrevive a duras penas en España desde que se murió el dictador se ha regenerado pacíficamente.
La transición del viejo Estado franquista a la apodada democracia sobrevino al extinguirse el sistema unipersonal anterior por la muerte de quien lo encarnaba.
Por lo general, el Estado se regenera por derrota militar, amputación territorial o estallido popular, generalmente provocado por la sensación de corrupción social o política extrema, como la actual.
 Lo malo es que, en esos casos, un redentor se proclama escoba de la inmoralidad vigente para establecer su propia inmoralidad:  Primo de Ribera, República, Franco , ¿y el siguiente?
En eso, España no es diferente: salvadores de la imoraliudad reinante y tiranos del sistema que implantaron fueron Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Castro y los que vendrán.

martes, 29 de enero de 2013

SI HAY MAFIA EN ESPAÑA, ES OTRA CLASE DE MAFIA


                            
   ¿Puede esperarse que obedezcan la ley los ciudadanos a los que, en lugar de alentarlos a cumplirla,  se les aconseja contratar abogados que los libren del pago de las sanciones?
   Pues pagar una iguala para que un bufete de abogados evite las multas de tráfico es el anuncio publicitario que repiten las emisoras españolas de radio.
   Todo el mundo sabe que, aunque la ley sea igual para todos, el acusado que tenga dinero para contratar un abogado prestigioso e influyente sale mejor librado que el defendido por un letrado de oficio.
   Sustitúyase la palabra dinero por la más abstracta de influencia y tendremos la respuesta al misterio de que ningún político sospechoso de apropiarse de lo que no le pertenece tenga que comparecer ante la ley y, si lo hace, lo absuelvan.
   Gobernantes arcangélicos, maleantes de alto copete indultados por los gobernantes y sanciones de gravedad inversa a la influencia y la cuenta corriente de los condenados es el retrato a brocha gorda de la administración de la justicia en España.
   Menudean tanto los casos denunciados de corrupción política y es tan desalentadora su traducción en condenas que la impunidad se achaca a connivencias mafiosas.
   Es peor.    
   Porque la mafia de las películas norteamericanas con que se compara la benevolencia española para con los delincuentes poderosos tuvo un origen radicalmente distinto del mal que España padece.
   La mafia norteamericana fue siempre una actividad ajena al norteamericano de pura cepa, el WASP (blanco, anglosajón y protestante).
   La delincuencia organizada inicial la controlaban en la costa este de los estados unidos emigrantes, sobre todo judíos e irlandeses.
   Puede considerarse el viaje de Johnny Torrio de Nueva York a Chicago, para apoyar las actividades delictivas de su tio Jim Colosimo el principio de la mafia popularizada por el cine, y que se basa sobre todo en las declaraciones ante un comité del senado de Joe Valacchi.
   Al tinglado de delincuencia organizada que en el momento de la declaración de Valachi controlaban los italoamericanos, la conocían por “la cosa Nostra”, lo nuestro, se subdividía en varios grupos o “familias” y la estructura de todas ellas era rígidamente jerárquica para que, en caso de que interviniera la justicia, la responsabilidad recayera en los escalones inferiores de la organización.
   En todos los casos, los grupos mafiosos de Estados Unidos surgieron por iniciativa personal de malhechores que ampliaban a otros delincuentes. 
   Sobornaban a policías, jueces y políticos para conseguir la impunidad de la justicia o, si eran juzgados y condenados, para reducir o paliar la condena.
    Nada tiene que ver, pues, la delincuencia organizada de los Estados Unidos con la de España, en la que gran parte de los delincuentes implicados en casos de corrupción son gobernantes o miembros destacados de los partidos políticos gobernantes.
   Se parecen en que, como en los Estados Unidos la mafia se dividía en familias que se repartían entre ellas territorios o actividades delictivas, mientras que en España se organiza en torno a los partidos políticos.
    Partidos o familias mafiosas tienen una estructura jerárquica similar, ideada para alejar lo más posible de la acción de la justicia a los secretarios generales o al capo di tutti capi.
     En esencia, la diferencia fundamental entre la delincuencia organizada de las películas de mafiosos y la situación en España es que la mafia es iniciativa privada que contagia al estado para conseguir impunidad y que, en España, la corrupción nace en las administraciones estatales y contamina a la sociedad.

jueves, 24 de enero de 2013

TAN INDISPENSABLE ES LA CORRUPCIÓN COMO LA LLUVIA




Se habla tanto de la corrupción en estos tiempos en los que de tantas otras cosas se podría hablar como, cuando no hay nada que decir,se habla de la lluvia o de la falta que hace.
La lluvia y la corrupción tienen en común, además de servir como pretexto para conversaciones intrascendentes, su utilidad práctica para el bienestar del ser humano la primera, y su capacidad lubricante para humanizar la aplicación de la ley la segunda.
Una sociedad compleja necesita la corrupción para adecuar la implacabilidad de la ley a las cambiantes circunstancias vitales del hombre,  y una economía solvente requiere un régimen pluvial adecuado.
La corrupción es útil si es democrática: debe extenderse a todas las capas de la sociedad y, si fuera posible, homogeneizar tarifas para eludir las sanciones por violar las leyes.
Mi buen amigo Antonio Navarro Zarazúa, de El Heraldo de México, quiso establecer normas para el pago y cobro del chayote o embute, nombre que en México se daba al donativo económico con que cada organismo gubernamental  estimulaba la labor de los reporteros acreditados para informar de sus actividades.
Parodiando “La carta de deberes y derechos de los Estados” que el entonces presidente mexicano Luis Echeverria impulsaba en las Naciones Unidas, Antonio Navarro elaboró un borrador de lo que no llegó a plasmar en una “carta de deberes y derechos del chayote, o embute”
La sociedad mexicana basa su envidiable funcionamiento y la sabia aplicación, aceptación y ejercicio de las mordidas, chayotes o embutes en tres principios firmes: su proporcionalidad,su universalidad y su obligatoriedad.
Uno de los conflictos de esa práctica,  afectó a la Presidencia de la Republica en tiempos de Don Gustavo Díaz Ordaz: se corrió la voz de que el nuevo presidente había decretado que se anulara la práctica de repartir en sobres personales a los reporteros acreditados el donativo mensual.
Se nombró una comisión de los afectados que solicitaron y obtuvieron una entrevista con el jefe de prensa del Presidente de la República, entraron en su despacho y, mientras negociaban, los demás aguardaban en el antedespacho el resultado de la gestión.
Cuando por fin salieron los comisionados, aplacaron el murmullo de los impacientes y los informaron del resultado de su gestión. Estalló un aplauso entusiasta.
La frase que aplaudieron ha quedado para la historia del periodismo nacional mexicano: “Compañeros, en cuestión de embutes, ni un paso atrás”.

viernes, 18 de enero de 2013

LA CORRUPCIÓN HERMANA A LA NUEVA Y A LA VIEJA ESPAÑA




Los que vivimos la primera mitad de los 70 en la Nueva España, nos sentimos rejuvenecidos en ésta España vieja, tan encenagada en la corrupción política como el México de entonces.
Para llegar al México de aquél tiempo falta un  trecho en el camino evolutivo del sistema implantado a la muerte de Franco porque, en la España actual, la sinvergonzonería política todavía es  noticia. En el México de entonces no lo era.
Es una pena que Enrique Tierno Galván, uno de los muñidores de lo que han venido a resultar las esperanzas cortesanas de los demócratas postfranquistas, no haya vivido para ver que sus expectativas se han cumplido.
En los primeros días de 1976 hizo Tierno el peregrinaje que otros políticos emprendieron para recabar ayuda y recibir el marchamo de antifranquistas que otorgaba el presidente Luis Echeverría, que en Septiembre anterior había roto las relaciones que  nunca tuvo con el régimen de Franco.
Tierno, en aquella visita y sin duda para ganarse el aliento moral y material de los pródigos mexicanos, les doró la píldora al asegurar que aspiraba a que, después de Franco, en España se estableciera un sistema político como el mexicano.
Su ilusión se ha visto cumplida: no hay político en la España actual, como decía de los generales mexicanos el Presidente Alvaro Obregón, capaz de aguantar un cañonazo de 50.000 pesos.

domingo, 13 de enero de 2013

DURÁN LÉRIDA ¿CARCAJADAS O LÁGRIMAS?


El hombre dijo hace unos años, cuando todavía no había dejado de ser serio para transformarse en el chisgarabís que ahora es, que si el partido Unión Democrática del que es y era mandamás, hubiera trincado dinero , dimitiría.
Ahora que ha admitido que se ha quedado con parte de lo que lo acusaban, para que dejaran de acusarlo por cantidades mayores distraídas, Durán dice que de lo dicho no hay nada y que, de dimitir, menos todavía.
Aduce el epítome catalán de la virtud política (virtud política y catalán han pasado a ser términos antitéticos) que no se había enterado de que metían la mano sus subordinados.
Será de lo único que no se enteraba porque sabía hasta que los parados andaluces pagaban sus copas en las tabernas de sus pueblos con dinero al que Durán Lérida y su partido hubieran dado mejor empleo: gastándoselo en cava y no en montilla.
En esta nación vieja y en permanente transformación que es España, la honestidad y la maleancia parecían estar delimitadas por la geografía.
El sensato, formal e irreprochable Durán Lérida localizaba la honradez en Cataluña y la truhanería en el extrarradio catalán, el Estado Español, sobre todo en Andalucía.
Eso era hasta que el partido del catalanismo honesto, serio y formal del señor Durán Lérida admitiera ante el juez que eran tan trincones como los trincones de otras partes, al confesar que habían trincado una parte de lo que los acusaban, para eludir un condena por la totalidad de lo que habían trincado.   
Los cándidos catalanes, de pronto, han pasado a tener más marcas de chorizos (Pujoles, Montilla, Durán Lérida, etc) que Andalucía ´(Chaves, Griñán, Jesus Gil, que ni siquiera eran andaluces). 
La representación de bonhomía, sensatez, honestidad y clarividencia  de Durán Lérida en su próxima representación en el Congreso de los Diputados se espera con enorme interés. ¿Provocará oleadas de risas o riadas de lágrimas?