lunes, 6 de junio de 2016

LA MARTINGALA


Se llama martingala al entramado urdido con astucia para allanar el camino que permita conseguir un propósito.
Así que la democracia es una martingala tramada para acceder al poder y conservarlo, el propósito declarado de la política.
Toda martingala se sustenta en una falacia y la de la democracia es que, como todos los hombres son iguales, todos y cada uno de ellos está igualmente capacitado para decidir por todos.
Falso.
Solo al nacer y al morir son iguales los humanos pero no son convocados a votar en ninguna de esas dos circustancias, sino cuando arbitrariamente se les declara mayores de edad porque ya han tenido tiempo para forjarse por sí mismos y, sin la tutela de otros, contribuir al bienestar de todos.
Sería así admisible que pudiera decidir por todos el que ya, después de lograr vivir por sí mismo, aporte el excedente de su supervivencia autónoma al conjunto de sus conciudadanos.
¿Qué aporta a los demás el okupa que ni siquiera ha sido capaz de ponerle techo al espacio que ocupa, para no vivir a la intemperie?
¿Y el que vive del subsidio de desempleo porque rechaza ofertas de trabajo que no le agradan?
¿Tienen el mismo derecho a percibir pensión de jubilado el que aportó el esfuerzo del trabajo de una vida laboral y el que nunca o casi nunca trabajó?
Si el que contribuyó al bienestar general con parte de lo que ganó con su esfuerzo se le trata igual que al que no lo hizo ¿que estímulo lo podrá persuadir para que no imite a los que, sin haber aportado nada, se benefician lo mismo?
Si ésta martingala democrática tacha de injusto que unos ciudadanos tengan prioridad de acceso a los servicios sociales, ¿no es una injusticia que se iguale en sus condiciones de acceso al que contribuyó con sus aportaciones y al que no lo hizo?
¿Por qué la democracia garantiza igualdad al que contribuyó al bienestar social y al que no lo hizo?
Porque los segundos son más que los primeros y sus votos tienen el mismo valor.

Si la lógica se aplicara, y un rayo de la luz de la razón deslumbrara a los que aportan más al bien general, su número disminuirá en la misma proporción en que aumente el número de los que menos o nada contribuyan.

domingo, 5 de junio de 2016

INCOMPATIBLE VIVIR Y TRABAJAR



“El condenado por desconfiado” es una obra que Tirso de Molina escribió en aquellos siglos de oro en los que los españoles desconfiaban de todos y, por eso, con todos estaban siempre en guerra.
Desde luego, del recelo de los españoles no se libraban ni los españoles mismos: era obligatorio rezar a voces y estaba prohibido hacerlo mentalmente y en silencio, no fuera que el de al lado le estuvieran rezando a Alá o Yhavé, dioses enemigos.
De la desconfianza en el prójimo nace la sospecha nacional de que los demás españoles son malos, o al menos peores que uno mismo.
Y, además de desearle el mal al que es malo, ¿qué se debe hacer para que pague su maldad?
Obviamente, no sólo desearle todas las desgracias, sino cooperar para que las sufra.
Los partidos españoles de izquierda, que lo son todos con mayor o menor intensidad porque de derechas no hay ninguno, aplican a sus programas políticos esa característica definitoria de lo español.
( El Partido Popular, además de no ser de derechas, rechaza que es de derechas con la ira del asesino al que pillan con el cuchillo en la mano y chorreando sangre del cadáver que yace a sus piés).
El Popular es el único de los que concurren a las elecciones de Junio que promete bajar los impuestos, para congraciarse con los votantes.
Se equivoca.
Porque lo que los votantes españoles (sobre todo de izquierdas) quieren no es pagar menos de lo poco que ahora pagan, sino que a los que pagan más que ellos los obliguen a pagar todavía más para que, por fin, sepan lo que es ser pobres.
Esos del PP se creen que los españoles somos como los ingleses o los americanos, tan ingenuos que el ejemplo que proponen que todos imiten es el del “self made man” el hombre que se ha hecho a sí mismo.
Y eso no tiene mérito. El que trabaja y no se gasta más de lo que gane no trabaja para vivir porque vivir es disfrutar de la vida y una vida de trabajo y sin gastar en disfrutar lo que se gane, y algo más, es esclavitud.
 ¿No es mejor no trabajar, o trabajar lo imprescindible para que parezca que lo haces, y disfrutar de lo que te den de lo que le quitan al que disfruta trabajando?
Y eso sí: hay que desconfiar de los que trabajan y ganan por trabajar porque parte las ganancias las ocultan o se las llevan al extranjero.

Una injusticia contra sus compatriotaes pobres, o menos ricos que ellos, y por tanto con derecho a gastar lo que los que no tienen tiempo de gastarlo porque prefieren dedicarse exclusivamente a trabajar.

sábado, 4 de junio de 2016

EL PLAY-OFF

Muchos insensatos dicen que nos admiran a los que todo lo que preocupe al ser humano nos interesa.
No saben lo que salen ganando al ocuparse y preocuparse solo de lo que directamente les atañe a ellos e, indirectamente a sus familiares y amigos.
El deporte recreativo, el que llena estadios y congrega multitudes ante el televisor, si no obsesiona a toda la gente por lo menos les despierta curiosidad.
(El deporte funcional y utilitario ya ha desaparecido porque nadie corre cien metro más ràpido que el lobo que lo persiga ni le tira una lanza al que le haya arrojado la suya)
El deporte de entretenimiento lo inventaron los griegos, que nada de lo que idearon servía para nada útil, y lo universalizaron los ingleses, conocidos por “Hijos de la Gran Bretaña” sin ofender, claro.
Y es de la misma procedencia idiomática inglesa una expresión del deporte competitivo engañosa e inexacta.
Obviamente, me refiero a “play off”  que más o menos, y en el español directo, honesto y primitivo que hablamos los hispanohablantes, significaría “juego fuera” o”jugar para salir”
Y es mentira, porque cuando quedan dos aspirantes a un trofeo deportivo, ninguno de los dos juega para perder sino para ganar, para que el contrario pierda.
Así que cambiemos un término que induce a error en un asunto tan trascendental para la humanidad como lo es hoy el espectáculo deportivo de competición.
Propuestas  para reemplazar el engañoso “play-off” (jugar para salir): loser- off  (“el que pierda sale” o "winner- in" (“el que gane se queda”).

A ver si hablar sirve para que nos entendamos y no para que nos engañemos.

viernes, 3 de junio de 2016

LA VEGA VITA Y LA BATALLA DE MUNDA

Mire usted por donde, aunque como todos los reencuentros por un casual, me he topado despues de una vida con un viejo conocido, Julio Merino, al que conocí cuando yo era alumno y él fungía tareas administrativasm en la Escuela Oficial de Periodismo.
Julio nació en Nueva Carteya, lo que explica por qué se ha empeñado en defender que la batalla de Munda, en la que Julio César mandó a freir esparrágos a los niños de Pompeyo, se libró en las vecindades de su pueblo natal.
Y contra esa pretensión de Julio, y no contra Julio, me insurjo.
Y por las mismas razones, aunque opuestas, que las de mi viejo conocido.
Porque, digámoslo sin más rodeo, la batalla de Munda tuvo lugar en mi pueblo aunque no en Palma del Río, sino en terrenos del colindante municipio de Hornachuelos, tradicionalmente controlados y explotados por agricultores palmeños.
Concretamente en la Vega Vita (nombre de resonancias latinas cubiero ahora por verdinegros naranjales y que, antes, había sido una inhospita llanura casi permanentemente anegada, donde crecía espontáneamente el poleo, que se usaba para la elaboración de esencias cosméticas).
¿Qué hacian en la Vega Vita, si no fue el escenario de lo de Munda, los innumerables restos romanos encontrasdos?
Hay que tener en cuenta que Segida Augurina, el establecimiento romano auntenticado de la zona de donde se exportaba el aceite, según demuestran los restos de vasijas encontrados en Roma, está a treinta kilóometros de la Vega Vita y, para llegar alli, hay que atravesar el Genil, el Guadalquivir y vencer a los indómitos habitantes de entonces de mi actual pueblo.
Así que, querido Julio, discrepo de tu teoría y no por orgullo pueblerino sino porque, el pueblo que convenza a los europeos de que lo de Munda fue en sus dominios,  se llevará y manejará los cuantiosos fondos de la Unión Europea.

Y con el dinero no se juega porque por los fondos europeos, como Cervantes decía de la libertad, se puede y debe arriesgar la vida.

jueves, 2 de junio de 2016

AUTORIDAD

Imagínense lo inimaginable: que hubiera en España alguien cuya autoridad fuera reconocida por sus cualidades y no por el uniforme que vista ni por el cargo que detenta.
Y que, una noche cualquiera, las emisoras de radio y las estaciones de televisión interrumpieran sus programas habituales para que, en su lugar, apareciera esa persona de autoridad y dijera: “Señores, a partir de éste momento, en España se acabó el cachondeo”.
¿Haría falta que los comentaristas profesionales, que lo mismo explican la bondad de la pluralidad que la necesidad de la igualdad, aclararan lo que quiso decir?
¿Lo entenderían los que se creen con más derecho a violar la ley que que los encargados de hacerla cumplir?

Para confirmar o rechazar la duda, como para revalidar cualquier formulación teórica, sería imprescindible la experimentación práctica. 

miércoles, 1 de junio de 2016

MALVERSAR


Malversación, el delito del que se acusa a mis expresidentes Chaves y Griñán es “apropiarse  de dinero o de bienes públicos que tiene a su cargo o a su disposición por razón de sus funciones”.(públicas).
¿Y, si como repiten sus compañeros del Partido Socialista, ni Griñan ni Chaves se metieron en sus bolsillos ni un céntimo de lo malversado,¿fueron tan tontos que delinquieron sin provecho?
Los romanos, que inventaron los inventos útiles (al contrario de los griegos, que nada de lo que inventaron sirve para nada), se preguntaban ”Cui prodest? (¿a quien beneficia?), cuando se proponían descubrir al culpable de un delito.
Si ni Chaves ni Griñán se aprovecharon del dineral que quitaron de en medio, ¿a quien benefició lo malversado?
Comprueben qué partido político gobierna en Andalucía ininterrumpidamente desde que se inventó ese sinsentido de las autonomías.

Se equivocan los que hayan adelantado que el dinero malversado se usó para comprar votos. No lo he dicho,  pero estoy convencido de que los dineros distraidos por los dos presidentes de la Junta se usaron para comprar las voluntades de los votantes. Que es parecido, pero no lo mismo.  
CUMPLEAÑOS
Llaman Grande al Guadalquivir no por la anchura de su cauce ni por la abundancia de su caudal sino porque, comparativamente, es el de curso más largo, cauce más amplio y caudal más generoso de todos los ríos andaluces.
Frente al lugar donde se le une el Genil, el río Chico que trae de las cumbres de Granada aguas derretidas de la Sierra Nevada, en la orilla norte del Grande, sus aguas se esconden bajo las ramas de los tarajes, las apretadas púas de los juncos y el mantel ocre de las hojas caídas de los álamos.
Donde el Río termina empieza la sierra. Cerros armoniosamente redondeados como el vientre preñado de una adolescente se aúpan unos tras otros ocultando entre acebuches, encinas, jaras, retamas y esparragueras salvajes el sereno pulso de la vida.
Es sábado de una primavera tardía. Contra el blanco grisáceo de las nubes, las todavía torpes alas de las tórtolas jóvenes ejercitan su aprendizaje de vuelo.
Escondidos en las encinas, ensayan su concierto de permanente algarabía los gorriones adolescentes y tres urracas, turistas despistadas venidas seguramente de los lejanos campos manchegos, picotean el suelo sombreado de un viejo alcornoque.
Hasta una pandilla de humanos, llegados en mecánicos automóviles a ese escenario bucólico, se funden con el ambiente festivo de la naturaleza.
Llegaron, dejaron fuera los autos y entraron en el recinto urbano de una casa blanca, escondida tras la cerca vegetal de enredaderas, rosales y arizónicas.
Los llegados de la ciudad remota y vecina han llegado a la sierra pero no para interrumpir el sosiego colindante de arbustos, pájaros, encinas, jaras y acebuches sino a compartirlo sin alterarlo.
Han llegado para celebrar el cumpleaños de una especie de patriarca de todos ellos: un viejo patibracicorto, calvo, barrigón, vocinglero y desdentado.
Están allí porque el patriarca les importa tanto como al patriarca le importan todos. Ellos son lo que él ha atesorado en una vida de usurero selectivo, que conserva lo que le es imprescindible y descarta lo que, aunque le agradara, puede relegar.
La tribu reunida en clan con el patriarca incluye a dos de sus tres hijas, tres de sus nietos, la hermana y los hermanos del viejo, sus sobrinos y sus sobrinos-nietos.
Falta solamente su segunda hija y los otros tres nietos que, sabe y no se equivoca, lo llamarán desde Irlanda, desde la verde Erin, en la que la naturaleza es más sumisa al hombre que en ésta Andalucía todavía brava, rústica y libre.